CENTRO VIDA NUEVA: TESTIMONIOS DESDE LA DIGNIDAD

Nadie como los que hemos estado dentro de este mal llamado centro de rehabilitación sabemos cómo de endiosados están los responsables. Ahora pretenden callarnos bajo la amenaza de denuncia.

No hemos tenido bastante ya como para ahora silenciarnos. ¡No es delito decir lo que hemos vivido!. Siempre diremos que nos encerraban, que nos maltrataban, que trabajábamos sin descanso y sin cobrar, que cuando venían las inspecciones nos obligaban a mentir y a decir que todo era maravilloso.

Nunca dejaremos de decir que nos obligaban a agachar la cabeza (de forma literal también) cuando los responsables pasaban, que hemos visto como maltrataban y humillaban a la gente hasta encerrarla en sótanos y no dejarla salir durante días, que a los niños les pegaban y a las familias las separan.

 

Muchas veces me acuerdo de mi estancia en este centro. Cuando estaba allí no entendía qué ocurría conmigo, por qué yo era una persona distinta a lo que había conocido antes. Ahora que estoy fuera entiendo un poco mejor lo que sucedía allí. El maltrato y los años de hacer lo que otros ordenan me habían distraído de mi propia personalidad. Muchas veces el pastor desde el púlpito dice que Dios quiere cambiar hasta la personalidad de la gente. Esto es una agresión y una forma de control y manipulación. Utilizan técnicas muy agresivas como el Gas lighting para maltratar. Esta técnica consiste en hacer creer a una persona que no has hablado con ella a pesar de haberlo hecho o que no le has pedido que haga algo aunque si lo has hecho.

Está demostrado que el uso de estas técnicas de maltrato generan estados de ansiedad y de estrés y estos, prolongados en el tiempo, llevan a un deterioro importante. Como todo les parece poco y nunca tienen suficiente también hacen que la gente trabaje sin descanso, veinte minutos al día les parece que está bien para personas que están 24 horas limpiando, cocinando y como dicen ellos, sirviendo. Lo curioso de todo esto es que Luis, el supuesto pastor( digo supuesto porque el se eligió a si mismo, lo reconoce y lo cuenta con orgullo) este personaje, no trabaja en nada, solo hace que habla con Dios y por ello percibe un alto salario. No contento con esto la iglesia le paga la casa, la gasolina, el coche, la comida… Un chollo, vamos. El colmo fue el día que volvió de un viaje a Japón y dijo que había que saludarle haciéndole reverencias, agachando la cabeza. Este hombre es el paradigma de megalómano degenerado. Su hijo mayor es todavía peor, igual que su mujer que ordena que se maltrate a los niños, que los encierren y les castiguen sin hablar por largos periodos de tiempo. Lejos de ser un centro social son una secta. Son mala gente, despreciables y desean el mal para todos aquellos que llegan. No volvería jamás

«Mis hijos y yo nos hemos enfrentado al culto de Vida Nueva durante 25 años. Nacimos en Francia.»

Mi hija Nathalie, alrededor de los 20 años, fue a Pamplona para continuar sus estudios (turismo) donde tuvo la desgracia de caer bajo la influencia de esta secta proselitista de Iberoamérica. Hasta entonces no tenía nada que decir. Era una iglesia, no era asunto mío. Pero, con el paso de los años, esa iglesia se ha radicalizado y se ha convertido en un culto. Mi hija se casó con otra víctima y tuvo dos hijos que ahora tienen 16 y 19 años.

Desde el día en que se unió a este culto, Nathalie se separó gradualmente de nosotros, evitándonos e incluso llegando a no enseñar francés a sus hijos, privándolos así de un activo para su futuro. Todo esto para evitarles la frecuentación y la influencia de los perfectos «malhechores» que somos. ( sus hermanos y hermanas y sus hijos )

En agosto de 2013, después de muchos reproches, sobre todo por escrito, ya que sólo la veía 8 días al año, y después de una nueva carta mía, dejó de tener contacto. Fue necesario que su hijo mayor, en la revuelta contra la secta, recuperara el contacto con nosotros en agosto de 2017, para que nos enteráramos de que había recaído de su cáncer y todos fuimos a verla por última vez a Pamplona en julio de 2017, para volver al mes siguiente para su funeral.

En 4 años, había visto a mi hija y a mis nietos durante 6 días.

Desde entonces, mi yerno, un pobre hombre intoxicado, se ha hecho cargo para que no nos veamos y sobre todo no podamos tener una conversación sin que él esté presente, lo que es un poco ridículo dado que no habla ni una palabra de francés.

El mayor de mis nietos ya es mayor de edad, ha dejado la secta y desde entonces ha sido objeto de incesantes acosos, tanto por parte del maldito pastor y su esposa (aún más agresiva), como por parte de su irresponsable padre. Su hermano sigue el mismo camino y es constantemente acosado por su propio padre: amenazas, intimidación… ¡Es un desastre!

Mi hija menor alquiló especialmente para ellos una casa de vacaciones en Barcelona en agosto de 2018 con sus propios hijos para poder verlos: sólo podían venir durante 3 días (porque el padre amenazó con echarlos si se quedaban con su familia francesa de vacaciones) acompañados por su padre para evitar cualquier contacto directo con sus primos o su tía.

Todo esto después de que ayudé a su pareja varias veces dándoles dinero (incluso para la compra de una casa) porque en su casa sólo el hombre tiene que trabajar. Me refiero a trabajar por dinero. Porque mi hija durante 25 años trabajó gratis para estos ladrones. Este estafador que sirve como su pastor sólo encuentra en la Biblia lo que le conviene. Yo, con el ojo de un antropólogo y no de un creyente, leo: «Ay del que hace trabajar a su vecino por nada y no le paga un salario» (Jeremías XXII – 13).

Soy impotente dada mi edad ( 78 ) y dadas las diferencias de legislación entre España y Francia . Si esto sucediera en mi país, presentaría una denuncia. Mis nietos están secuestrados mental y moralmente y en Francia hay leyes que condenan estos delitos. En Navarra, no sé…»

 

» Yo cuidé de una chica que estuvo en el centro Vida nueva. Recuerdo que era una chica muy alegre cuando la conocí pero con los años vi como su felicidad se fue apagando. Esta chica había tenido problemas de alimentación y tal y como me confesó en varias ocasiones nunca lo había superado. Ya le habían dado el alta cuando yo la cuidé y volvió después de estar casada en el centro. Esta vez estaba muy triste y entró en contra de su voluntad. La llevaron obligada y obligada firmó una declaración que decía que permanecería allí hasta que los responsables le dijeran que podía irse. En todo el tiempo que estuve a su lado vi como los responsables del centro le negaban la medicación que necesitaba cuando tenía mucha angustia. Le hacían esperar horas para dársela y ella solo se ponía peor. La encerraban durante días en el sótano y nos decían a las demás que no debíamos juzgar lo que Dios decidía para cada una y que estaban intentando que su comportamiento fuera normal.

Lejos de mejorar, fue a peor. Recuerdo que quería irse y no la dejaban, la retenían en contra de su voluntad. Destruyeron su matrimonio, quemaron sus cosas y anularon todo lo que ella era. Una noche se tiro de unas grúa. Los responsables dicen que fue un accidente, pero todos sabemos que se suicidó. Lo había intentado mil veces y con la angustia que tenía era bastante previsible que lo hiciera. Los responsables nunca recurrieron a personal cualificado para tratarla. Su tratamiento era limpiar sin descanso. En realidad a todos nos tratan igual, limpiar y limpiar. Ella nunca pudo pedir ayuda porque nadie la creía, su familia cree ciegamente en los mandatos del «pastor» y a día de hoy todavía niegan lo ocurrido. Es una pena todo esto. Yo lo vivi de cerca y realmente puedo asegurar que fue una burrada lo que le hicieron. Para mí no fue un simple suicidio, fue un asesinato inducido.»

Access-bars-Consciousness-e1432309436873

 

Hola mi nombre es María Cristina Manea y aunque hace mucho tiempo  me sentía con la obligación escribir mi experiencia del Centro Vida Nueva  no me he atrevido a hacerlo hasta ahora ya que cuando tienes una experiencia tan negativa en tu vida es muy fácil hundirte en los malos recuerdos y por naturaleza propia intentamos evitar el dolor a toda costa.

Quiero hablar de mi situación cuando mis padres me ingresaron en El Centro. Tenía 17 años y el fundamental problema por el cual me ingresaron era por problemas de alimentación, al tener ese problema mi carácter cambio por completo y se convirtió en algo mucho más grande.

Yo no quería ir, pero en ese entonces le dijeron a mi padre que tratarían mi principal problema.

Os quiero decir que en El Centro lo único que hacía era limpiar, limpiar y mas limpiar y al ser menor de edad no les permitían dormir en El Centro y me hacían ir todos los días a dormir en casa de una pareja de la iglesia.

En casa de esta pareja me tenía que levantar todos los días a las 7 de la mañana. Tenía que hacer mi cama, hacer la cama de las otras dos chicas que eran las hijas de esta pareja, limpiar la casa mientras toda la familia desayunaba tranquilamente en la cocina. Yo no podía tener ningún contacto con ningún miembro de esta familia y al finalizar las tareas  el padre y las hijas se iban a trabajar.

Luego yo desayunaba y  me llevaban a limpiar en El Centro.

Después de comer teníamos media hora de descanso en el salón. En un sofá sentadas y luego otra vez empezaba las tareas domesticas, mas limpiar y preparar la cena.

Tu vida en ese centro se basa en hacer todas las tareas.

Sinceramente te aíslan por completo, no te dejan hablar con nadie .El principal lema es obedecer y llegan hasta tal punto que en la mesa tengas que pedir el pan de la cesta. Te hacen creer realmente que estás loca, yo no pude hablar con mis padres hasta al mes de estar allí y cuando lo hice solo podía  llorar y me quitaron el teléfono.

Tengo que decir que jamás trataron mi problema de alimentación, ni me hicieron terapias ni nada. Cuando hablaba con algún responsable me decían que era muy desobediente y sinceramente te hacen creer que estás loca, que si sales de allí no sabrás tener una vida en la sociedad que te hundirás. Porque son ELLOS que forman ese carácter en ti….

Me acuerdo que en El Centro había una chica que llego embarazada ,no se dieron cuenta, como os dije antes solo les interesaban obedecer , no les importaba ni tu salud ni nada de nada , y al mismo tiempo también se quedo embarazada una responsable su nombre Rebeca. Esta chica menor de edad estaba algo rellenita y no la dejaban casi comer  para que adelgazara. En cambio la otra se atiborraba a dulces ya que sus antojos  eran importantes pero la otra niña tenía que obedecer.

A los meses mi abuela murió y una responsable (Rebeca) me acompaño, como es normal al ver tu abuela en el ataúd te quedas destrozada empecé a llorar. Tenía a mi padre y a mi tío al lado. Rebeca se metió en el medio y no dejo que mi padre me abrazara. Restringiéndome  el contacto con mi familia.

En este Centro no hay ni terapias, ni nada, meten a todos con todo tipo de problemas mezclados. Estuve con una chica llamada Abigail en su habitación. Ésa chica pobre tiene problemas y la mayoría de tiempo hablaba sola, yo con mi edad no tenia porque ver esas cosas ,me volvía loca. Esta chica me decía :»no puedo avanzar, aquí en mi vida me vuelvo más loca de lo que estoy…»palabras textuales. Y es normal BORRAN tu identidad, tu carácter y te quieren hacer nueva, pero a su imagen y semejanza.

Cuando decidí salir del centro,  las caras de las responsables cambiaron por completo, es como si un ángel se transformara en un demonio .Os lo cuento de verdad, las expresiones de la cara, sus gestos, todo me dijeron que si me iba del centro iba a ser peor. Que iba a morir porque no sabría estar en la sociedad.

Un poco de razón sí que han tenido porque te anulan por completo y luego quieres tener una vida normal y no puedes.

Tengo que decir que jamás en mi vida he pensado en quitarme la vida. Pero al estar allí he pensado en ocasiones en levantarme por la noche y beber lejía, ya que nadie de mi familia me creía en el infierno que estaba viviendo.

Con el tiempo transcurrido he recuperado mi vida, y mi salud mental. Pero si tenéis algún familiar en ese sitio solo os puedo recomendar en sacarlo de allí porque aprovechan a personas que son débiles para volverlos locos. Llevarlos a un sitio con especialistas y que puedan tratar su problema de verdad.

Están muy trastornados, es una verdadera secta, es un negocio y se queda lejos de lo que es amar…

Creo que estas palabras se quedan cortas con lo que viví allí y como os dije en el principio de mi testimonio aunque han pasado muchos años todavía me cuesta recordar esta etapa de mi vida.

NOTA ACLARATORIA:

Ametzagaña ha tenido acceso a parte de muchos testimonios ,relatados en parecidos términos. Hemos mantenido la forma de expresarse de las propias victimas.



Categorías:EQUIPO DE REDACCIÓN

2 respuestas

  1. Sabemos bien de la otra cara que no se ve .Por algo no han denunciado a quienes han testificado la verdad. Se le cerraría el chiringuito. El gobierno de Navarra les mira con lupa.

    Me gusta

  2. Nos hacemos eco de esta solicitud desde Ametzagaña y RedUNE http://www.redune.org.es Quisiera mantener mi anonimato, ya que lo que voy a explicar es un pasado inmediato, junto con un caso familiar que está ocurriendo en el presente dentro del centro Vida Nueva de Pamplona.

    Soy una persona creyente cristiana evangélica, convencida del amor y el poder de Dios. Sin embargo, veo cómo el hombre utiliza ese «poder» para sus propios intereses, llamados o visiones, supuestamente dadas por Él, para la manipulación y el gobierno de las vidas, creyendo tener el control absoluto en cuanto a la presencia y la solución de las mismas.

    Hace un tiempo, fui miembro durante cinco años, junto con mi familia, de una de las iglesias que ellos llaman «iglesias en restauración», concretamente en Cataluña. Al principio, todo aparentaba sano, y tanto la doctrina como la liturgia de culto apuntaban a un ambiente evangélico bautista normal, con un poco más de fervor y alegría que un culto bautista tradicional, lo cual nos agradaba. Nos involucramos en los servicios de la iglesia, dado que es muy común en las iglesias evangélicas. No obstante, vimos que el compromiso que se nos demandaba era más alto que en el lugar anterior donde nos habíamos congregado, lo cual aceptamos, ya que todo parecía normal.

    Nos centramos en unirnos como familia y conectar con Dios, hasta que empezamos a notar que cada vez se nos pedía más: ir a retiros a Pamplona, vacaciones sirviendo, obediencia completa a los pastores, discipulados con confesión total de la vida privada, cinco días de servicio a la semana, más el nuevo hogar «imitación Vida Nueva Pamplona» que se estaba construyendo, etc. Desde las predicaciones, entre líneas se pedía más y más. Fue en ese punto cuando empezaron a sonar las alarmas en casa, y nos preparamos para actuar.

    Nosotros nos negamos a la confesión profunda a terceros, dado el conocimiento que tenemos de la palabra de Dios (la Biblia), ya que iba en contra de nuestra integridad. Fuimos a los primeros retiros, lo que suponía un gasto familiar anual casi insostenible, así que decidimos reducir nuestra participación en esto. Gestionábamos el compromiso eclesial con la mayordomía que Dios nos da, intentando no perder el rumbo que Él nos marcaba, priorizando a la familia.

    Con estas actuaciones, evidentemente, nuestra posición en la iglesia se estancó. Vimos que no íbamos a llegar a mucho más cuando nos opusimos a que mis hijos (de 13 y 16 años) fueran confesos a los líderes que les impusieron, cosa a la que nos negamos rotundamente. Un rotundo NO salió de nuestro hogar. Este momento generó un punto de inflexión que nos impulsó a buscar un nuevo lugar donde pudiéramos expresar y compartir nuestra fe de forma relajada y libre, cosa que hicimos.

    En todo este proceso, una familiar muy allegada a mí, con sus hijos, se acercó a esta iglesia en un proceso de divorcio. Dado que su situación era delicada, ya que se quedaba sola con hijos pequeños y sin trabajo, ingresó en el centro con sus hijos. Al ser familiar, no podíamos saludarla, ya que tenían «sombra» día y noche, tenían que obedecer en todo, no podían hablar y, para cualquier necesidad, incluso para ir al baño, comer o beber, tenían que pedir permiso con un «¿Puedo?». Al principio, creí que igual les iría bien dado el perfil de persona y la vida que había llevado anteriormente, pero enseguida nos dimos cuenta de que esto no iba bien. Me alivió saber que en poco tiempo ella misma tomó la decisión de marcharse, esto último sucedió cuando nosotros ya nos habíamos ido.

    Ella, junto con sus hijos, se quedó en este lugar congregándose y todo parecía ir normal, hasta que esta persona decidió por su propia voluntad ingresar a su hijo al centro Vida Nueva Pamplona con 16 años, diciendo que entraba por propia voluntad (nunca lo creímos), ya que era adolescente y se había criado siempre con sus familiares. Nos la arrancaron de nuestro lado de un tirón sin despedirse, la sacaron de los estudios, era una estudiante excelente, con capacidades extraordinarias. En este tiempo, intentamos hablar con ellos para ver si podíamos ayudar, y la respuesta fue que ellos decidían y que no nos metiéramos. Actualmente, lleva dos años allí. En este tiempo, solo se sacó el carnet, y está incomunicada totalmente del exterior. Entre idas y venidas, nunca nos han dejado verla, a pesar de nuestra educada insistencia. Estimamos que al final lo que podamos recibir de su parte no nos tiene que importar, pero como consanguíneos es inevitable que nos preocupe la manipulación, la extirpación del criterio propio, el sometimiento ineludible, la obediencia ciega, en definitiva, el control absoluto que se está teniendo sobre esta vida en particular que tanto nos duele, y por muchas más vidas que hay dentro de este lugar (todo esto por conocimiento directo de testimonios que no hablan y sabiendo a ciencia cierta). Sé que les hacen trabajar 24 horas al día, 7 días a la semana, que tienen una persona como «sombra» igualmente 24 horas al día, 7 días a la semana, que no pueden tomar decisiones individuales, se les inculca la obediencia total, que no deben mirar por el futuro individual, sino por un futuro colectivo, preparando a los internos para un proyecto de particular «enramada cristiana» que ya creen que están viviendo, como si esta visión fuese la verdad absoluta de cómo estar en la presencia de Dios, cuando la palabra de Dios es clara al respecto en este sentido. Creo también que hay testimonios de personas que han ido y les ha funcionado y están funcionando fuera del centro (esto me confunde), lo que me hace pensar que al final son los que no tienen voz los que sufren: las viudas, los abandonados, los huérfanos, los desechados, etiquetados, madres abandonadas por sus hijos, hijos abandonados por sus padres, y así un largo etcétera de personas que entran y son dañadas, manipuladas.

    Conclusión:

    ¿Qué me motiva a escribir esto? En primer lugar, el maravilloso nombre de Jesús, mi Salvador, siempre dañado por influencers que mueven masas, cuando la realidad absoluta en Cristo es que la masa que mueve Cristo es el corazón dispuesto, y Él nunca quita el libre albedrío en la elección de seguirlo. Aquí es donde uno tiene que empezar a sospechar. ¡Harta de ver la manipulación en SU NOMBRE! Hartísima…

    En segundo lugar, la pena que siento por TI!!!TESORO, darte voz, aunque sé que igual no vale de mucho que no se diga que no se intentó. ¡POR TI! Porque te amamos y te extrañamos, porque ojalá valga de algo, porque nos quitan el privilegio de amarte DE CERCA y equivocarnos y rectificar contigo, PORQUE ERES UNA JOYA Y NOS HUBIERA GUSTADO QUE NOS BRILLARAS CERQUITA, PORQUE NO NOS DEJAN, PORQUE HAY DOLOR, PORQUE LOS QUE TE ENCIERRAN NO HARÍAN LO MISMO CON LOS SUYOS, LO TENGO CLARO, POR EL ABUSO, POR DEGRADARTE, PORQUE TE HACEN MENOS, PORQUE TE AMAMOS, POR DARTE VOZ, PORQUE TÚ NO PUEDES.

    TE AMAMOS SIEMPRE!!!.

    Le gusta a 2 personas

Replica a AMALIA GUTIERREZ Cancelar la respuesta