VeganismoSectario y Fundamentalista.(1)

 

A los miembros de algunos movimientos veganos fundamentalistas ,se les adoctrina en  que  realizan un trabajo de alcance mundial. Se les enseña, además de la filosofía vegana, prejuicios, aversiones y odios, a veces de manera muy sutil. Los miembros del VeganismoSectario se condenan a sí mismos por no ser tan perfectos. Los miembros se pasan la vida en el intento de alcanzar el nivel de perfección y nunca lo logran porque las pautas establecidas en el veganismo más ortodoxo, como en toda secta, superan la capacidad humana. Se convierten en hipercríticos con buena parte de la conducta humana común.

Aquí entramos ya en los comportamientos fanáticos de los miembros del  VeganismoSectario. Pueden ser pacíficas manifestaciones como los «happenings» que hacen en las calles de las ciudades, pueden ser manifestaciones agresivas contra sectores sociales como las carnicerías, el de la tauromaquia o contra los bienes públicos («graffiti» en las fachadas). De una forma o de otra, siempre quieren convencer a los que no comparten sus puntos de vista y su pensamiento lleno de paralogismos y falsas verdades.

La vitamina B12 es un producto de origen bacteriano indispensable para división celular, para la formación y maduración de glóbulos rojos, para la síntesis de ADN, y para el correcto funcionamiento de sistema nervioso. La deficiencia de esta vitamina B12 es muy frecuente entre veganos, lo cual provoca trastornos neurológicos potencialmente irreversibles, retraso psicomotor, alteraciones vasculares tempranas, un aumento del riesgo de desarrollar enfermedades relacionadas como arterioesclerosis y, si no es tratada, la muerte.

El calcio es necesario para mantener la salud de los huesos y para un buen número de funciones metabólicas que incluyen los músculos, la vasoconstricción y la vasodilatación, la transmisión de señales nerviosas, la comunicación intracelular y también participa en la secreción hormonal. Los veganos suelen presentan menos masa ósea y tienen un riesgo de fracturas un 30% mayor debido a su menor consumo medio de calcio.

Los riesgos de carencias nutricionales (también de vitamina D, ácidos grasos esenciales, hierro) y las consecuencias graves sobre la salud son especialmente importantes durante el embarazo, en los bebés y en los niños que en algunos casos ha provocado la muerte. Los niños que siguen dietas veganas son en general más pequeños, pueden sufrir raquitismo y escorbuto.

HEMEROTECA «AL AJILLO»

El absurdo animalista: «No es jamón, es cerdo muerto»

«No es jamón. Es cerdo muerto». El absurdo animalista no conoce límites. Su última mamarrachada ha sido presentar sus «chistosas» credenciales frente al céntrico Museo del Jamón de Madrid para pedir la abolición del producto estrella de nuestra tierra, «con su romántico tocino, gloria de frigorífico y salmuera», como dedicó Nicolás Guillén a Rafael Alberti en un soneto, que seguía:

Quiera Dios, quiera Dios, quiera Dios, quiera

Dios, Rafael, que no nos falte el vino,

pues para lubricar el intestino,

cuando hay jamón, el vino es de primera.

Mas si el vino faltara y el porcino

manjar comerlo en seco urgente fuera,

adelante comámoslo sin vino,

que en una situación tan lastimera

como dijo un filósofo indochino

aún sin vino, el jamón es de primera.

A lo que Alberti contestó:

Hay vino, Nicolás, y por si fuera

poco para esta nalga de porcino,

con una champaña que del cielo vino

hay los huevos que el chancho no tuviera.

Y con los huevos, lo que más quisiera

tan buen jamón de tan carnal cochino:

las papas fritas, un manjar divino

que a los huevos les viene de primera.

¿Dijo huevos? «¡Asesino!», gritaría la ridícula sociedad animalista del siglo XXI. Porque, no lo olviden, primero han atacado los toros, pero como acaba de advertir el ganadero Victorino Martín, después vendrán los cerdos, los jamones, los mariscos y los huevos. Y hasta las setas, pobres sufridoras cuando se les arranca de la tierra; por cierto, un negocio que mueve unos 200 millones de euros cada temporada, según algunos estudios.

Pero al animalismo ni le interesa la economía, ni la cultura -el jamón está muy presente en nuestra literatura, como acabamos de ver-, ni mucho menos la ecología -pero no merece la pena recordárselo-. Ni escuchan, ni leen. Ni mucho menos razonan. Lo suyo es un falso ecologismo. El «reich» animalista. Ya hubo unos que quisieron hacer un parque para toros bravos. Con los cerdos suponemos que preferirán también su extinción o adoptarlos como mascotas. «¡De marranos a marranos!», espetó un señor atónito al ver la manifestación frente al Museo del Jamón. La diferencia es que de los marranos, de los cerdos, claro, ya se sabe que al español, según el refranero popular, le gustan hasta los andares.

Parte de la sociedad ha perdido el norte, el sur, el este y el oeste. Sonroja ver manifestaciones como esa, más propias de una inocentada que de la realidad. Con el agravante de llamar «¡asesinos!» a los que comen este manjar o decir que es «un asesinato» la matanza del cerdo y cortar el jamón, un arte que pocos dominan.

 

Llegará un día en el los animales vayan a restaurantes «Guaguau Michelin», donde les sirvan carne humana a la parrilla

 

Reacciones en Twitter: «Delirios»

Son muchas las reacciones en las redes sociales sobre tal hecho. «No se puede ignorar lo que significa y trae consigo el animalismo, ni justificar a un pánfilo e hipersensible animalista que manifiesta a gritos sus delirios frente al Museo del Jamón, ¡no más animales víctimas del animalismo, ni aficionados víctimas del buenismo!», ha escrito Observatorio en un tuit. «»Es cerdo muerto, no es jamón». Manifestación en contra del asesinato de cerdos frente al «Museo del jamón» en Madrid. Esto se nos va de las manos», dice el policía Alfredo Perdiguero.

Añade Pilar Labajos: «El sesgo de los animalistas… Solo les parece maltrato cuando se trata del toro en el ruedo y ahora también cuando el cerdo se hace jamón, demostrando que no son los animales lo que protegen sino su ideología progre que odia a España». Sigue Pedro G.: «De todos estos progres de pacotilla y cobardes, espero una gran manifestación ante las carnicerías musulmanas «Halal» , tras manifestarse delante del Museo del Jamón con agresividad furibunda. Venga a ver si hay «criadillas»!!». Javier Leoz va más allá: «¡Esta carne es un asesinato! Soflamas de una manifestación hoy ante el Museo del Jamón en Madrid. 100.000 abortos no les importa un bledo, pero el cerdo sí. ¡Qué mal estamos!»

 

Después de los toros y el jamón, vendrán las manifestaciones frente al frigorífico de su casa si usted tiene la «mente criminal» de tener allí una merluza, unas chuletas, un huevo de corral o un tomate

 

«¡Harta de tanta tontería!», es otro de los tuits que se leen. O el de «generación inculta». Pero no se preocupen, esto no quedará ahí: después de los ataques a los toros y al jamón, vendrán las manifestaciones frente a su frigorífico si usted -«¡salvaje!» tiene la «criminal mente» de conservar en su nevera un pescado, unas chuletas, un huevo de corral o un tomate. Nada, algunos acabarán pidiendo que sean los animales los que devoren a los hombres, los que tengan un móvil último modelo y vayan a restaurantes «Guaguau Michelin», donde les sirvan carne humana a la parrilla. Incluso puede que alguno perro tenga un día la idea de manifestarse para que los hombres recuperen los mismos derechos que los animales, que, no olvidemos, no tienen obligación alguna.

Pues lo dicho, harta de tantas sandeces me voy a una tomar una tapa de jamón de Huelva, ese placer para el paladar y con tan excelentes propiedades al que Lope de Vega cantó:

Jamón presunto de español marrano

De la sierra famosa de Aracena

Adonde huyó del mundo Arias Montano.

Gloria bendita.

 

«El veganismo termina matando animales de manera indirecta debido a lo que conlleva la producción de los alimentos consumidos por los veganos».

“Trigo, arroz, maíz. La mayoría de los veganos los comen. El primer impacto de los cultivos masivos es la deforestación: desalojamos a la naturaleza para plantar. En Argentina directamente se quema la selva y se queman nidos con lanzallamas. Luego hay que defender la siembra de las aves que vienen a hurgar, por lo que muchos propietarios distribuyen granos envenenados. Después, los herbívoros silvestres van a ir a por los primeros brotes: se ponen entonces alambradas eléctricas, o directamente se cazan a tiros

info:El veganismo también mata a los animales

 

Es obvio, dada la enorme oferta in crescendo, que todos esos productos no los está consumiendo sólo la población vegetariana. Ya me gustaría, pero no son tantos. Esas bebidas vegetales azucaradas y esas hamburguesas vegetarianas hechas de cereal refinado, aceite de girasol, un 10% de verduras y un mísero 5% de algún alimento proteico vegetal, se las están llevando a casa muchas familias pensando que son opciones saludables. Un embutido vegano es almidón, grasa de mala calidad, saborizantes y sal. Pero la gente ve la uve en color verde, unas hojitas dibujadas en el paquete y un 100% vegetal y creen que están comprando prácticamente lechuga.

Info:Por qué es una mala noticia que la industria se aproveche del auge vegano

 

«Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son trastornos mentales caracterizados por un comportamiento patológico frente a la ingesta alimentaria de carácter obsesivo. Son trastornos de origen multifactorial, originados por la interacción de diferentes causas de origen biológico, psicológico, familiar y sociocultural. Son enfermedades que provocan consecuencias negativas tanto para la salud física como mental de la persona.»

«Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) más conocidos son la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa, pero también existen otros, como el trastorno por atracón, la ortorexia (la obsesión por la comida sana) y la vigorexia (la obsesión por el ejercicio físico). En mi opinión, el veganismo tiene muchos aspectos en común con este tipo de trastornos, y a continuación (Jessica Fillol) intentaré explicar por qué.»

«En no pocas ocasiones el veganismo otorga una coartada ética a quienes ya padecen este tipo de trastorno.»

Info:Por qué creo que el veganismo y los trastornos de la conducta alimentaria tienen mucho en común

 

Frontales de carnicerías pintados con sangre falsa, grafitis o lanzamiento de piedras, son algunos de los actos que denuncian estos establecimientos. En concreto hasta siete carnicerías en la región de Hauts-de-France sufrieron estos ataques, en el mes de abril. En un momento, incluso se refieren a estos incidentes como “terrorismo”, pidiendo al ministerio que tome medidas en el asunto para proteger a los carniceros.

Info:Los carniceros franceses piden al gobierno protección contra los veganos violentos.

Comenzó como un acto de solidaridad con el reino animal y acabó en pesadilla. Tras ver en televisión un documental sobre mataderos, una pareja francesa decidió adoptar el veganismo, una dieta vegetariana estricta que prohíbe el consumo de cualquier producto procedente de la ganadería. Ahora se les acusa de haber propiciado la muerte de su hija de 11 meses por negarle los nutrientes que necesitaba. Se cree que el bebé ‘heredó’ a través de la leche materna un déficit alimentario de la madre, lo que podría haber contribuido al fatal desenlace.

El cargo al que se enfrentaban Joel y Sergine Moaligou, quienes afirman ser conscientes del error que cometieron, es el de «negligencia o negación de alimentos», penado en Francia con un máximo de 30 años de cárcel. Finalmente han sido condenados a cinco años de cárcel, de los que deberán cumplir 30 meses.

La«ley Savino» prevé hasta un año de cárcel para el delito básico de imponer una dieta vegana a un menor. Pero si por ese hecho se deriva a una enfermedad o lesión personal, la pena de prisión ascendería a entre dos y cuatro años. El proyecto legislativo prevé incluso penas de hasta seis años si se produce la muerte del menor.

La diputada destaca que nada tiene que objetar si una persona adulta decide libremente seguir una dieta vegana estricta. El problema surge cuando se lo imponen a sus hijos menores, argumenta.

Obviamente, el proyecto de ley tendrá su natural recorrido parlamentario, pero ya ha provocado un fuerte debate en Italia. Sobre todo porque el número de veganos y vegetarianos es cada vez más grande en este país. Alrededor del 8 por 100 de la población se declara vegetariana y ha caído en picado el consumo de carne y productos lácteos.

Una militante de la causa animal, que publicó un mensaje injurioso tras la muerte de un carnicero en el atentado yihadista, ha sido condenada este jueves a siete meses de prisión en suspenso (es decir, la condenada no tendrá que cumplir la pena de cárcel) por «apología del terrorismo», según han informado fuentes judiciales.

«Pues vaya ¿les choca que un asesino se haga matar por un terrorista? A mí no, no tengo ninguna compasión por él, se ha hecho justicia», publicó la militante vegana en Facebook, tres días después de la muerte en la localidad de Trèbes del carnicero del supermercado Super U, Christian Medves, una de las cuatro víctimas .  El mensaje fue retirado posteriormente.

El veganismo y el animalismo no tiene límites entre determinados colectivos. Las ideas disparatadas que plantean algunos de sus miembros sobrepasan el ridículo y ponen de manifiesto la ausencia de algún tipo de conocimiento sobre el mundo animal.

Este es el caso de los vídeos explicativos sobre la vida de las gallinas que han protagonizado dos jóvenes que pertenecen al santuario Almas Veganas. En una de las grabaciones, que han corrido como la pólvora en las redes sociales, las mujeres aparecen estallando unos huevos contra el suelo porque ellas les «devuelven sus huevos» a las gallinas «porque son suyos», aseguran. La reacción de las gallinas es comerse sus propios huevos, ¿están fomentando el canivalismo entonces?, se preguntan algunos tuiteros.

Recuerdo perfectamente el día en que las feministas coparon el movimiento de los derechos de los animales. Fue durante el 15-M en Madrid, en la Puerta del Sol. A un lado estaba la asamblea feminista y al otro la asamblea por los derechos de los animales, y de repente se mezclaron, acabamos todos juntos yo no sé por qué. Empezaron a hablar del abuso a la mujer y las veganas a decir que si a las vacas también se las abusa y ese día fue cuando feministas y animalistas se convirtieron en lo mismo. Desde entonces van a la par. ¡Cómo puedes hablar de violación en animales!, pensaba yo. Ahí fue cuando se descarrió el movimiento animalista». Esta reflexión no la hace alguien ajeno a los círculos veganos y de defensa animal, sino de uno de sus exponentes más destacados años atrás. Un buen día se hartó de formar parte de lo que él llama sin tapujos «la secta vegana» y se fue para no volver. Desde entonces ha sido condenado al ostracismo y al repudio por parte de personas que antes se consideraban amigas.

«Me han llamado de todo por contar la verdad, de machista para arriba. Ahora me insultan porque como mejillones. Pero no me pienso callar. Me he propuesto como objetivo sacudir las conciencias, estoy harto de escuchar las mismas tonterías desde hace años», afirma Javier Guarascio, muy popular entre el colectivo por ser un pionero en la gastronomía vegana, inventor de un montón de recetas hoy tan populares como el ‘vegadelfia’ (queso crema vegano), que explica en Dimensión Vegana.

Del veganismo a la defensa de los animales solo hay un paso, y él lo dio hace 25 años en su Lanús natal, Argentina. «Uno empieza rescatando perros y gatos de la calle, luego ves que otros animales también merecen consideración y ahí primero te haces vegetariano y luego vegano. Y te vas metiendo en las organizaciones, que en aquel momento era PETA la más potente. Les ayudas a colgar carteles en la calle, a hacer campañas…».

La segunda mitad del siglo XX estuvo marcado por, entre otras cosas, la aparición de grupos sectarios que causaban estupor debido a las extravagantes líneas ideológicas que defendían. Los Davidianos y Aum Shinrikyō se convirtieron en claros ejemplos de esta dinámica. No obstante, el siglo XXI está dando también sus perlas. Uno de los ejemplos es el grupo nazi-vegano latinoamericano “Movimiento Emergente Veganista”, un grupo que combina el nazismo con el veganismo, y que defiende una línea ideológica muy pero que muy particular.

Info:Nazis veganos: la pieza que faltaba para completar el 2020.

 

 

‘Los veganos son los tontos útiles del capitalismo’

“Por qué los veganos están totalmente equivocados” es un titular que no deja lugar a dudas. Firman tres intelectuales franceses en una columna de opinión en la que arremeten à la Marías contra el veganismo como fuente de todos los males del mundo, como un peligro apocalíptico que acabará con los animales, con la agricultura, con nuestra salud, con la libertad. En definitiva, “el veganismo no nos salvará”, dicen al final sus autores resumiendo ocho epígrafes en los que pretenden desmontar argumentos como “Los veganos salvarán los animales” o “El veganismo es una posición política emancipadora”.

Sorprendentemente publicada en el periódico de izquierdas Libération, la columna fue escrita por el politólogo y autor de “Libération animale ou nouveaux terroristes?” (Golias, 2000), Paul Ariès, el periodista Frédéric Denhez y Jocelyne Porcher, socióloga y directora de investigación en el Instituto Nacional de Investigación Agronómica de Francia (INRA).

“Una tribuna llena de prejuicios y razonamientos falaces”

Activistas del L214

Obviamente, ha provocado una retahíla de respuestas, contando un total de tres dentro del mismo Libération y que recogemos aquí. La han tildado de “tribuna llena de prejuicios y razonamientos falaces”, según el grupo de activistas L214, de juntar “todos los clichés, mentiras y arcaismos vehiculados a lo largo de los años contra los veganos por los lobbys pro-carne”, según Aymeric Caron, periodista y portavoz de Rassemblent des écologistes pour le vivant (REV). Incluso el análisis de la pieza por el propio periodista del periódico, Pierre Carrey, desmarcado de la posiciones del activismo, ha sido negativa.

No es de extrañar tal carretada de críticas, porque la talla de los argumentos era la siguiente:

“Los animales han adquirido una segunda naturaleza que hace que ellos nos comprendan, y que todavía los comprendamos nosotros mejor. Así que es probable que no pidan ser ‘liberados’ (…) Piden vivir con nosotros, y nosotros con ellos, piden vivir una existencia interesante, inteligente y digna”.

“Las hambrunas actuales son armas políticas. Cuando hay gente que muere de hambre en algún lugar, es porque otros lo han decidido. No vemos de qué forma el veganismo podría cambiar esta realidad”.

“Habiendo expulsado a los animales domésticos, no queda nadie para mantener los paisajes despejados, como las praderas, humedales, montañas y bosques. Aunque sí obligar a los parados, presos y vagabundos a cortar hierbas o a producir robots que los suplanten”.

«Los teóricos y militantes veganos no son revolucionarios, son, al contrario, claramente los tontos útiles del capitalismo»

“El veganismo no participa de la emancipación de los animales y aún menos de la de los humanos. Al contrario, defendiendo una agricultura sin ganadería y un mundo sin animales domésticos, es decir, sin vacas, ni caballos ni perros, este movimiento nos mete todavía más dentro de las garras de las multinacionales y acrecienta nuestra dependencia alimentaria y nuestra alienación. Los teóricos y militantes veganos no son revolucionarios, son, al contrario, claramente los tontos útiles del capitalismo”.

Y como colofón, “El veganismo es peligroso”, a la que le siguen una serie de amenazas que acontecerán si el veganismo se impone en el mundo, la más ingeniosa de las cuales es la siguiente:

“El veganismo es el aliado objetivo de una amenaza todavía más grande. Porque, después de todo, la mejor manera de no dañar más la naturaleza es apartándonos totalmente. De cerrarnos en las ciudades, alimentados por flujos de moléculas y de flujos de datos. Nada más sucio, más limpio, que el espíritu sano vuelto hacia una moral última, la mejora del hombre mediante su aislamiento total de la naturaleza que no podemos dominar y que nos reenvía sin cesar a nuestra animalidad. Sí, veganismo rima con transhumanismo”.

“Han juntado todos los clichés, mentiras y arcaismos vehiculados a lo largo de los años contra los veganos por los lobbys pro-carne”

Aymeric Cayron, portavoz del grupo animalista REV

Aymeric Caron, cuya respuesta desmonta en pocas líneas las razones expuestas por los tres martillos del veganismo, afirma que “hay que tener mucha mala fe para osar afirmar que las vacas, los cerdos o los pollos que enviamos al matadero tienen los mismos ‘intereses’ que nosotros en la relación que nosotros les imponemos y que son felices con su destino” y recuerda que la filosofía que subyace al veganismo “es contraria a la lógica neoliberal que se basa en el consumismo y la explotación de los más débiles”.

“Los veganos se hacen una pregunta muy sencilla, que evitáis cuidadosamente: por qué estaríamos autorizados a terminar innecesariamente la vida a otros seres sensibles, inteligentes, sociables, que no piden más que poder existir, como cada uno de nosotros? Salvar y cuidar a los inocentes no puede dañar nuestra humanidad. Al contrario, es el único modo de reforzarla”.

“El veganismo es el aliado objetivo de una amenaza todavía más grande. De cerrarnos en las ciudades, alimentados por flujos de moléculas y de flujos de datos».

Por su lado, los activistas L214, que sacaron a la luz la situación de unos mataderos que revolvieron los estómagos de toda Francia y gracias a los cuales fue posible la aprobación de la ley que obliga a controlar las instalaciones donde se da muerte a los animales mediante cámaras de videovigilancia, se expresaban así:

“Los autores de esta tribuna denigran a aquellos que muestran esta realidad perturbadora, ahorrándose la reflexión sobre la violencia con la que matamos a los animales”.(PETA)

También aportaban datos, cosa que la columna de opinión no hacía, para señalar que la ganadería “es la resposanble del 14,5% de las emisiones de gases de efecto invernadero” y del “80% de la deforestación del Amazonas (…) Una buena forma de luchar contra el calentamiento global y de preservar la biodiversidad es parar de consumir animales”.

¿Por qué estaríamos autorizados a terminar innecesariamente la vida a otros seres sensibles?

Aymeric Cayron, portavoz del grupo animalista REV

No olvidaban el razonamiento sobre poner a trabajar a parados, presos y vagabundos en la limpieza de los paisajes, que según los tres intelectuales podrían desaparecer. “El argumento según el qual el fin de la explotación animal llevará a un paisaje dramático da risa: paisajes y praderas pueden ser matenidos sin que debamos comer los animales que lo habitan”.

De igual forma se mostraba Pierre Carrey, que habló con algunos de los firmantes, cuyo matiz fue que el texto no iba dirigido “a todos los veganos sino a los más proselitistas” y que, como quiso aclarar Fréderic Denhez, él no es “hostil hacia los veganos en su conjunto, pero tengo la impresión de volver con este tema a los debates stalinianos de la época de mi abuelo”. Esta es toda la aportación al debate que iniciaron con una pieza obtusa. Triste.

Sin duda, el libelo arremete contra una tendencia en alza. Porque si bien los veganos son minoría y los vegetarianos sólo el 3-5% de la población francesa, como señala Carrey, los flexitarianos, es decir, las personas que han reducido el consumo de carne, alcanzan el 34% según un estudio de Kantas World Panel de 2017.

Un tercio de la población ya no puede considerarse una minoría residual sino un grupo de impacto en cuestiones de consumo, por ejemplo. Y ya es patente que ese segmento es el que respalda y visibiliza y difunde las luchas veganas porque simpatiza con ellas. Por supuesto, esto incomoda e incomodará. Pero no hay vuelta atrás.

Rosa Molinero Trias

PlayGround

 



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