Cuentan las crónicas que en 1987 en una entrevista le preguntaron a Margaret Thatcher quien era la sociedad a lo que esta respondió «no existe tal cosa, tan solo individuos, hombres y mujeres´´.
Han pasado 30 años desde que la Dama de Hierro dejo Downing Street y desde entonces sus palabras no han dejado de lacerar cada lucha por un bien común a través de la individualidad, una individualidad perversa, que muestra orgullosa los egoísmos de cada persona pero que oculta los miedos que provocan ese egoísmo, miedos que el sistema económico en el que vivimos, descendiente directo del Thatcherismo sabe multiplicar exponencialmente en cada crisis.
Han pasado más de 5 meses desde que la Ministra de Trabajo Yolanda Diaz mandaba su «guía para empresas ante el coronavirus´´ era 4 de Marzo y el día siguiente los empresarios exigían rectificación, los sindicatos mostraban su pesar por no ser preguntados y la Ministra se veía obligada a señalar que era una «compilación´´ y no una guía, desde Moncloa se tragaba con las exigencias empresariales, la economía por encima de la salud, el Thatcherismo volvía a cobrarse una victoria aplastante ante el bien colectivo, 10 días después la situación del país era catastrófica y obligaba a decretar el Estado de Alarma en todo el país.
Una pandemia comenzaba a extenderse por todo el globo siendo España de los primeros países que la sufriría, años de destrucción de políticas públicas sanitarias, destrucción industrial y por lo tanto tejido social o convertir en un negocio el bienestar social de nuestros mayores en sus últimos años de vida creaban un coctel perfecto para que el virus hiciese estragos entre la población.
España veía impotente como posiblemente la mejor generación que ha parido este país moría a miles sin recibir la atención sanitaria que habían construido durante décadas, la trituradora neoliberal capitaneada por Esperanza Aguirre, la alumna más aventajada de la nacida en las East Mindlands había demolido hasta su cimientos el sistema de salud , recortando personal , camas y medios en nombre de los beneficios empresariales, su modelo fue exportado a cada rincón del país, cuando el virus llegó arrasó a su paso residencias y hospitales, el sistema se derrumbó, nadie lo reconocerá pero el sistema económico se vino abajo como un castillo de naipes, el capitalismo , el neoliberalismo, nuestro modo de vida era el caldo de cultivo perfecto del virus solo había una forma de pararlo, TRABAJAR COMO UN EQUIPO, las trabajadoras del sistema público sanitario serian nuestro pilar alrededor de ellas cajeras, transportistas y un grupo ingente de almas a las que se denominó «esenciales´´ hacían que el mundo siguiese girando, el resto solo teníamos que cumplir con una serie de indicaciones que si bien eran la antítesis de nuestro modo de vida no dejábamos de realizar la parte más fácil del trabajo, quedarnos en casa, LA SOCIEDAD EXISTIA, OTRO MODELO ERA POSIBLE Y ERA MUCHO MEJOR, el Gobierno adecuaba la figura del ERTE para que el trabajador no fuese despedido, se aprobaba un ingreso mínimo vital, se apostaba por el trabajo desde casa, se evitarían los desahucios y se pospondrían los pagos, estas eran solo un ejemplo de las medidas comunitarias llevadas a cabo en lo que se llamaría «escudo social´´
Toda acción implica una reacción de igual magnitud pero en sentido opuesto, esa reacción se manifestaría con toda su crudeza cuanto más éxito tenía el nuevo modelo y conseguía parar la sangría de víctimas, el individualismo disfrazado de libertad se manifestaba en las calles con un lenguaje de odio y la implantación del miedo, ese miedo hacía que el autónomo, el pequeño comerciante que eran los que más daños habían sufrido, y buena parte de la sociedad trabajadora que estaba en ERTE mirase a la economía otra vez cuando la salud aún no se había protegido en su totalidad, los medios dejaban de lado las recomendaciones sanitarias para dar voz a los empresarios y los adalides del sistema neoliberal que exigían volver a tener el control, su soberbia les hacía pensar que el virus esta vez se doblegaría ante nuestro sistema, se obviaron fases de control comunitarias, se cuestionaron las medidas sociales que frenaron al virus, se puso en funcionamiento la maquinaria empresarial , otra vez el interés de unos pocos individuos por encima del interés general.
La soberbia y la mezquindad han sido las puntas de lanza del sistema, se ha protegido el sistema privado de salud y blindado sus medios cuando necesitábamos cada cama, cada UCI y cada profesional, se oculta y protege la acción de empresas privadas en las residencias de ancianos y se amenaza con surtirlas de un reguero de dinero público que se niega para rastreadores, se vende la acción público-privada como el ejemplo a seguir cuando si algo se ha demostrado es la absoluta incompetencia de este modelo en medio de una pandemia, se adivina un nuevo desastre en la educación , la cual ha sufrido los mismos destrozos en su sistema público que la sanidad, el despropósito continua.
16 de Agosto, el metro de Madrid sigue lleno, las más de 1000 inspecciones laborales en el campo de la Ministra de Trabajo nos hacen ver la realidad de las condiciones de semiesclavitud del campo, los infectados vuelen a sumar por miles cada día, se abren plazas de toros abarrotadas como uno de los símbolos (no el único hay muchos más) de como de estúpidos nos hace nuestra egoísta individualidad, se toma la decisión de cerrar discotecas pues la realidad nos vuelve a abofetear, nuestro sistema vuelve a ser el caldo de cultivo perfecto del virus, solo una diferencia con los meses anteriores , ahora se pretende culpabilizar la individualidad de décadas para proteger la economía, una pirueta casi cómica de nuestro destino como país, querer hacer ver que el sistema económico no tiene culpa ninguna de las muertes causadas, que es ajeno a su vástago más cruel, la individualidad por encima de lo común , «no existe tal cosa, solo el individuo, hombres y mujeres´´ dijo Margaret Thatcher cuando se la interpelo por la sociedad , ¿no querrán ahora sus discípulos llevarla la contraria, verdad?.
33 años después existe una posibilidad de crear una sociedad con un nuevo tejido social, que blinde lo público, que invierta en bienestar social y un modelo económico mucho más igualitario, protector del medio ambiente y defensor de las libertades, si , pero de aquellas que fortalezcan al colectivo, a la clase trabajadora, a una sociedad que nunca dejó de existir y que muestra la cara de la que mas orgullosos nos deberíamos sentir.
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Categorías:LIBRE EXPRESIÓN
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