ANÁLISIS CRÍTICO DE LA PRESIDENCIA DE JOSÉ “PEPE” MUJICA

“Desgraciado el país que necesita héroes “

( Bertolt Brecht)

Introducción

José Mujica fue llamado «el mejor presidente del mundo», claro ejemplo a imitar por parte  de otros políticos, en cuanto a vocación de servicio, honestidad y sencillez.

Grandes y pequeños medios de comunicación de todo el mundo, personalidades políticas, artistas, deportistas de distintos países se entrevistaron con él, cual estrella de rock en sus viajes al exterior, y muchos fueron los que se acercaron a la propia chacra del austero presidente, entre ellos el ex rey Juan Carlos de Borbón, quien también quedó encantado de su sencillez.

Se inició la filmación de una película sobre su vida, que quedó truncada por falta de más aportes de las empresas públicas uruguayas en este momento de dificultades económicas, y fue postulado al Premio Nobel de la Paz. El semanario británico The Economist lo nominó entre las 100 personalidades más influyentes del mundo.

José Mujica, como persona es honesto por encima de todo. Jamás se aprovechó de sus cargos para enriquecerse. Por su estilo informal y sencillo, fue conocido como el presidente más pobre del mundo. Conquistó a los ciudadanos uruguayos y a los pueblos de otros países. Su filosofía de vida y su modo de vivir modesto, en contraste con otros presidentes, atrajo la atención de todo el mundo. Y es que para Pepe Mujica la felicidad no consiste en conseguir dinero, y mucho menos en conseguirlo en la función pública; en una entrevista declaró que “a los que les gusta mucho la plata hay que correrlos de la política, porque si no, terminamos hipotecando la confianza de la gente”. Igualmente ha aseverado en varias ocasiones lo siguiente: “Yo vivo, en términos generales, como vivía antes de ser presidente y de ser legislador. Vivía así y sigo viviendo de la misma manera. En realidad tiendo a vivir como la inmensa mayoría y la forma de vivir que tiene el pueblo uruguayo.”

Sin embargo, el objeto de estas reflexiones no es la figura humana de Pepe Mujica, sino su labor como político, legislador y presidente de Uruguay. Entonces, en este marco, tener simpatía o no por Mujica puede no ser importante, el problema aparece cuando esa actitud afectiva se transforma en una valoración política acrítica. Se puede sentir simpatía por el personaje, sin embargo un análisis de su gobierno que no se quede en lo superficial exige tener una visión muy crítica a partir de sus promesas e intenciones y sus políticas concretas de gobierno. En este sentido la envidia expresada en el exterior añorando tener también un presidente como Mujica es bastante inconsecuente. No se puede seguir ciegamente lo que dicen los medios en cada momento, no podemos caer en la adoración simplista de un personaje, pues crea un precedente para que muchos apliquen técnicas similares a las de Mujica y terminen demostrando su populismo, y, especialmente, su nulo interés en realizar un verdadero cambio social y económico.

“ ¡El último en salir que apague la luz !

(Grafiti en Montevideo)

¿De dónde procede Mujica?

Para entender a Mujica y su entorno es necesario remitirnos a su pasado tupamaro donde su verticalismo y su sectarismo dentro de la cárcel de Punta Carretas llevaba a excluir, marginar y amenazar a quienes integraban otros grupos guerrilleros; esa fue la práctica de los comandos tupamaros.

Mujica fue un guerrillero que aspiraba a la conquista del poder y despreciaba las luchas sociales, Estuvo preso en condiciones inhumanas, lo que no le impidió apoyar e incluso ocultar las negociaciones llevadas adelante por el dirigente del Movimiento de Liberación Nacional (MLN, tupamaros), luego ministro de Defensa, Fernández Huidobro, que condujo a la tregua entre tupamaros y las fuerzas armadas en 1972. En una fase de esa tregua los líderes del MLN presos colaboraron con los militares en la elaboración de planes de gobierno y en la represión de «ilícitos económicos», lo que llevó a que empresarios y comerciantes acusados por los tupamaros y los militares de corruptos y de ser la causa de la pobreza fueron secuestrados y torturados en los cuarteles y algunos tupamaros se prestaron a colaborar en la tortura de los acusados de «ilícitos». Toda esta historia negra del MLN dispuesto a aliarse con los militares, quienes iban un año después a dar el golpe de Estado, para tener cuotas de poder, fue cuidadosamente ocultada por Mujica y la dirección tupamara.

Desde que salió de la cárcel la vida del ex presidente uruguayo no tuvo como objetivo la acumulación de riquezas sino la lucha por el poder. Y en esa lucha, cuando la apertura democrática, comparándose con las otras fuerzas anti dictatoriales hablaba de la cantidad de balas en el cuerpo y de años de cárcel que tenía la dirección ejecutiva del MLN, despreciando a las otras fuerzas que habían luchado contra la dictadura. Como dato estaría bien aclarar que de todas las fuerzas políticas que llegaron a la apertura democrática solo el MLN llegó con todo su grupo dirigente casi íntegro, en tanto los demás vieron diezmadas sus direcciones, desaparecidas o asesinados sus dirigentes.

Cuando en 1994 Mujica fue elegido diputado, al poco tiempo declaró sentirse tan inútil como un florero. Como legislador nunca presentó ningún proyecto de ley, pero aprendió a manejar el poder y a apostar por el pragmatismo más oportunista, siendo su máxima: “así como te digo una cosa te digo la otra”. Igualmente no tuvo escrúpulos en aliarse con quien quiera que fuese, como decía estaba dispuesto a hacer alianzas con sapos y culebras. Y así lo hizo trayendo políticos de los partidos burgueses a sus filas para asegurarse ganar las elecciones.

Una vez llegado a la Presidencia de la República, no dudó en aliarse con un gran empresario del sector de la pesca, célebre por sus políticas explotadoras y represivas de sus trabajadores, así como perseguidor de cualquier intento de sindicalización. A lo largo de su andadura política sostuvo a empresarios que llevaron grandes empresas a la quiebra, como lo que ocurrió con ANCAP, la petrolera estatal, o la empresa de ferrocarriles del Estado que Mujica privatizó.

Todo ello ya era entonces una muestra de hacia dónde iba a ir su gobierno.

 

“Se vende paisito esquina al mar «

(Graffiti en Montevideo)

 

¿Cómo fueron las políticas de Mujica?

 

Política Económica

Pepe Mujica prometió un «giro a la izquierda» en el gobierno, sin embargo y de forma muy semejante a los gobiernos de Lula en Brasil y Chávez en Venezuela, en el fondo no cambió casi nada, o al menos no cambió nada que las multinacionales y la burguesía uruguaya no quisieran.

Dejó a los capitalistas neoliberales como responsables del Ministerio de Economía, aunque con innegable habilidad perfeccionó el “pan y circo” ofreciendo el opio de la esperanza. Jugó con las ilusiones e ideales de la gente con promesas que casi nunca cumplió. En su gobierno no actuó en absoluto contra las estructuras económicas heredadas de los gobiernos de la burguesía, y no supo o no quiso explorar ni aprovechar, cuando las materias primas estaban al alza en los mercados, caminos alternativos, distintos a los de la dependencia de materias primas.

Mujica lanzó la idea de su rol mediador entre Capital y Trabajo, generando la idea de un “capitalismo bueno”.  En ese camino desarrolló políticas públicas asistencialistas para los sectores más olvidados y vulnerables de la población uruguaya, y aplicó los planes del Banco Mundial que permitieron disminuir la pobreza extrema en el país igual que otros gobiernos de la región en la época. Pero aunque Mujica decía que utilizaba a los mercados globales y a las multinacionales para servir a los intereses del país, siempre se supo que eso nunca fue cierto. Al igual que Lula y Chávez protegió a los capitalistas, a fin de que ganasen dinero que luego se redistribuiría, ¡la falacia de siempre! Y efectivamente, a pesar del enorme crecimiento del PIB, en los primeros diez años de gobiernos progresistas, en su gestión no hubo ninguna redistribución de riqueza que beneficiase efectivamente a los trabajadores siendo que tercera parte de ellos no tenían ingresos suficientes para cubrir sus necesidades básicas. Por el contrario, los ricos se enriquecieron mucho más.

Fue cierto que la gestión de Mujica de la mano del capitalismo llevó a altos crecimientos macroeconómicos con tasas mayores del 3%. Fueron logros económicos indudables, pero que ocultaban grandes debilidades y costos. Así, se vendió la falacia del alto crecimiento económico sin darse cuenta de que gran parte de ese crecimiento no era debido a las inversiones extranjeras productivas (fueron meramente extractivistas y depredadoras), sino a la misma inversión gubernamental.

En efecto, con Mujica, desde 2010 a 2013, el gasto público presentó un crecimiento promedio del 6%, lo que causó un aumento constante del déficit estatal que no lograron disminuir las subidas de impuestos. Por otro lado se mantuvieron las ayudas y subsidios a la población más desfavorecida en aras de la paz social, mientras el Estado recaudaba cada vez menos.

En este contexto económico, fue muy aplaudido a nivel internacional el discurso anti-consumo pronunciado por Mujica donde mencionaba que debíamos dejar de luchar tanto por lo material, y enfocar esfuerzos en luchar por lo realmente importante. Sin embargo promovió y protegió las empresas transnacionales que contaminaron el país y que se beneficiaron aún más que en gobiernos anteriores de exoneraciones y beneficios tributarios.

Asimismo, el gobierno de Mujica, además de impulsar los mega emprendimientos de la producción de soja que contaminan con agro-tóxicos y las empresas de celulosa con sus plantas de eucaliptos que destrozan la tierra y contaminan el agua, hizo aprobar también leyes a favor de la mega minería a cielo abierto que paulatinamente han ido causando graves daños ambientales. Ante estas nefastas medidas los crecientes movimientos de protesta y denuncia chocaron con la hostilidad de Mujica que llegó a acusar a quienes luchaban contra el monocultivo de soja, contra los agro-tóxicos y contra la mega minería de estar financiados por ONG,s europeas y ser enemigos de la nación.

El fracaso en la Educación

 

Vamos a invertir primero en educación, segundo en educación, tercero en educación. Un pueblo educado tiene las mejores opciones en la vida y es muy difícil que lo engañen los corruptos y mentirosos” dijo Mujica en su campaña presidencial en 2010. Sin embargo, el gobierno tuvo que reconocer en el 2012 que su programa de educación había fallado. Uruguay en los informes PISA obtuvo los peores resultados desde 2003, figurando en la posición 53 de los 63 países evaluados. Además en los últimos diez años Uruguay ha sido el país que tiene en proporción el mayor número de trabajadores poco cualificados en América Latina, es decir, el país en el que los trabajadores tienen menos estudios.

 La educación nunca estuvo tan mal, y ante las protestas de los docentes, el gobierno de Mujica optó únicamente por la represión, siendo que el propio presidente dijo que para resolver el tema de la crisis de la educación había que “hacer pelota al sindicato de docentes”, es decir, destruirlo.

 No obstante hay que reconocer a Mujica su sinceridad al reconocer que no sólo en la educación, sino en todo lo demás, su gestión no fue en absoluto un éxito. Como confesó: “… lo intentamos, pero fallamos. No pude, fracasé porque no pude convencer a buena parte de mis compañeros…”

 

El problema de la inseguridad ciudadana

Frases como “Uruguay es un oasis de seguridad en América Latina”, lamentablemente ya no son ciertas en el país, desde la época de Mujica, pero especialmente desde el segundo mandato de Tavaré Vázquez hasta la actualidad.  El país no está tan mal como otros de la región, pero la sensación de inseguridad es muy alta, y las encuestas desde 2014 arrojan altas cotas de personas que consideran que la inseguridad es el principal problema del país, con una percepción de más del 36%, la segunda más alta de América Latina después de Venezuela. El problema  ha venido creciendo progresivamente y junto con la falta de trabajo, la escasez de oportunidades y la carestía de la vida, constituye hoy el conjunto de argumentos para una creciente ola de emigraciones de uruguayos.

 

La cuestión de los Derechos Humanos

 

La impunidad a favor de los delitos de lesa humanidad de la dictadura fue la política del gobierno Mujica. Durante su presidencia puso permanentes obstáculos para investigar los 200 casos pendientes de desaparecidos durante la dictadura. El propio expresidente se manifestó incluso a favor de liberar a los militares encarcelados por razones de edad, a pesar de que el pacto de silencio de los uniformados -inquebrantable- ha bloqueado cualquier avance en el esclarecimiento de los crímenes de la dictadura. Después de dos periodos en el Gobierno se han esclarecido tan solo cuatro casos de desaparecidos de la dictadura (1973-1985) y han sido procesados solo 22 militares alojados por iniciativa del gobierno de Mujica en una cárcel militar con todas las comodidades. Por las casi 7.000 personas que han sido detenidas y torturadas no hay ningún militar procesado.

Mujica y el MLN tienen una visión muy particular de la historia reciente. Para ellos el enfrentamiento fue entre comandos tupamaros y comandos militares; la teoría de los dos demonios que afirmó que también la burguesía coincidiría con esa visión. Con su sectarismo se olvidan de los miles de torturados y presos, de los cientos de desaparecidos y asesinados por resistir a la dictadura que no pertenecían al MLN y que no negociaban con los militares antes del golpe como lo hacía el MLN. Mujica, aunque parezca increíble, llegó a decir que este problema de la violación de los derechos humanos durante la dictadura se iba a resolver con la muerte de los protagonistas.

Esta condescendencia con las violaciones de los derechos humanos de militares y policías, fue notoria, por ejemplo, disculpando los delitos cometidos por los soldados uruguayos en su misión en Haití.

Camino del Infierno. La situación actual de Uruguay

Uruguay se ha ido deteriorando progresivamente, Se instala una inseguridad en aumento, educación muy deteriorada, sociedad devastada por la pobreza y la precariedad, sectores marginados creciendo. Una sociedad que ha perdido cultura, educación, ideales y sueños.

Poco a poco se agranda la clase baja, las nuevas generaciones o emigran o viven al día con empleos precarios, y la mayoría en el sector informal, en la economía sumergida o en la delincuencia. No hay trabajo o es muy precario, el poder adquisitivo está hundido y los precios aumentan desproporcionadamente. Por otro lado, los planes sociales y el asistencialismo de la era Mujica, sólo alivian la pobreza, pero al precio de cronificarla.

 

Mientras la burguesía, cada vez más empobrecida, no se da cuenta de lo que ocurre, o más bien no se quiere dar cuenta, refugiándose en los pocos barrios más acomodados, en los centros educativos privados, en los balnearios y centros turísticos a donde no pueden acudir los trabajadores, jubilados o desempleados.

A modo de conclusiones

Pepe Mujica fue durante su mandato un populista en la peor acepción del término, jugó con las esperanzas del pueblo prometiendo lo imposible, dejando a la gente fuera del ámbito de decisiones y ejerciendo en demasiadas ocasiones un autoritarismo amenazador. Eso sí, envuelto todo ello en acciones de propaganda e imagen para consumo interno y externo, como su pobreza y sencillez para que se obviaran sus errores y el incumplimiento de sus promesas.

Del viejo programa de izquierda del Frente Amplio (FA), partido del presidente Mujica, ya no queda nada, lo enterraron definitivamente en nombre de la gobernabilidad. El viejo programa del FA hablaba de desarrollar la industria del país y la agroindustria, pero Mujica y los suyos lo olvidaron. En su viejo programa también hablaban de nacionalizar la banca, sin embargo el gobierno de Mujica promovió leyes a favor de la gran banca privada.

Durante su gobierno  una nueva camada de burócratas de izquierda, de origen político y sindical, se encaramó en el aparato estatal, compactando con la aplicación de las agendas definidas por el Banco Mundial y otras agencias mundiales, colaborando en la continuidad del modelo heredado y antes criticado. El antiguo tupamaro sólo permitió reformas pequeñas y parciales siempre que fuesen compatibles con el proceso de reproducción del capital, como fue el caso de la legalización de la marihuana. En todo lo demás Mujica se convirtió en un símbolo del capitalismo y las formas de la democracia electoral y representativa.

Como dice la escritora María Urruzola en un libro demoledor, refiriéndose al ex guerrillero tupamaro Eleuterio Fernández Huidobro “El Ñato” que fue Ministro de Defensa con Pepe Mujica;

 

¿Para eso luchamos tanto Ñato ?

 

 Fuentes:

– Artículos de José “Pepe” Carballa.

– Escritos de María Urruzola.

– Revista Biblioteca Terra Livre.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                          



Categorías:EQUIPO DE REDACCIÓN

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