Un buen amigo me enseñó que cuando lea una noticia no me fije en lo que dice, sino en lo que oculta. Y más en las que se repiten masivamente con asiduidad. Suelo hacerlo y descubro lo que rodea aquello que los grandes medios nos quieren hacer ver y cuyo eco se expande a las redes sociales. Y mientras tanto «something is rotten in the state of Denmark.»
Analizando lo que se nos presenta, casi a modo de una película, el conflicto entre Ucrania y Rusia, que involucra a las grandes potencias, he observado varias cuestiones que carecen de sentido, pero que repetidas una y otra vez dan la impresión de ser algo cierto cuando el problema es que carece de lógica, siendo el meollo de la cuestión un dislate: 1.- Ucrania no quiere ser amenazada por Rusia ni que ocupe su territorio. 2.- Ucrania quiere incorporarse a la OTAN para defenderse de un ataque de Rusia. 3.- Rusia atacará a Ucrania si forma parte de la OTAN al ver amenazada su frontera. 4.- Luego si no quiere ser atacada basta con no pertenecer a la OTAN que es la va a garantizar defenderse del ataque. Con lo cual si no se mete en la OTAN no será atacada. Pero cuando un hecho sucede habrá que ver para qué. Y qué es lo que ocurre realmente a lo largo de los sucesos que nos enseñan abiertamente.
El argumentario de entrar en la OTAN es que Ucrania quiere defender su soberanía. Pero una vez que se integrase militar y económica y políticamente tendrá que plegarse a lo que esta alianza militar exija, es decir cede su soberanía a un consorcio internacional que pone sus condiciones. ¿Soberanía? Lo mismo que si dependiera de Rusia. Lo que no tiene sentido es que la OTAN quiera resolver un conflicto creándolo. Entonces ¿a qué viene todo esto?
Planteado de esta manera se responde sobre la base de que la política internacional es más compleja que la simple lógica, que lo que hay detrás no se sabe y demás retórica, pero no se aporta ni un sólo argumento y mucho menos se razona. Lo primero que hay que darse cuenta es que Rusia no gana absolutamente nada, pues en caso de que sucediera una confrontación armada internacional podría llegar a desencadenar una guerra nuclear. Pero en el mejor de los casos ¿qué gana?, ¿un territorio hostil? Quedarse con una pequeña franja de un espacio que ya ocupan los rusos, bajo el pretexto de que reconoce su independencia es una acción inútil. Y tanto despliegue y aparatosidad para nada como que no cuadra. Hoy los imperios no se imponen territorialmente desde los estados, ni siquiera con los ejércitos que sirven para dominar pequeños países cuando internamente hay dos partes en conflicto, o más, que se enfrentan y se apuesta por una de ellas. O se perpetra una intervención para mantener tensiones fronterizas como sucede entre Rusia y Ucrania actualmente después de catorce años y cerca de 14.000 muertos. Hoy los imperios son económicos. Tanto a la hora de adquirir materias primas, como para encontrar mercados. Lo demás son entelequias que forman parte de una realidad del pasado.
Lo que percibimos es que se trasmite el miedo de manera global, ante una posible guerra que se expandiría a nivel mundial. Miedo, miedo, miedo. El temor es una emoción sobre la que se puede dominar a las masas y dirigirlas, especialmente cuando es permanente. Ante la angustia del miedo las personas pueden acabar por creer cualquier cosa y apoyar a un salvador. Es la base anímica y emocional para manipular psicológicamente a los seres humanos y condicionar a las masas. Hemos vivido una pandemia de miedo, miedo, miedo. Con lo cual hay que usarlo, lo que requiere un refuerzo, algo nuevo que lo potencie. Y después aparecerá otra cosa si no hacemos consciente este juego perverso de quienes controlan la información global y sobre la que se ha establecido una plataforma internacional que ampara fabricar miedo, miedo, miedo y que se encargan de fijar en cada población concreta. Lo más que sucede en las guerras es que se apoya a un bando o a otro, sin que se cuestione lo que está sucediendo paralelamente, y que no es noticia destacada.
Pero ¿para qué la escenificación de una guerra? Es aquí donde aparece un segundo factor, lo invisible, aquello que no se permite ver. Lo lógico sería que no se percibiera una intención de invadir un país si se fuera a hacer, pues quita el factor sorpresa. Se ha creado un teatro bélico, y nunca mejor dicho lo de “teatro”.
No vemos el fondo de la cuestión. Planteo una serie de datos para establecer una hipótesis, con elementos concretos que llevan a pensar que se esconde algo. ¿Un conflicto nuclear?, sí, pero no con las armas, sino con el modelo energético que se quiere imponer con la energía nuclear en los países europeos especialmente.
La diplomacia europea y estadounidense negocia con Rusia que no haya una invasión, la cual no está prevista sino parcialmente, pero que se anuncia como algo inminente. Veamos datos y declaraciones al respecto.
Por un lado el representante de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, confirma que se han hecho maniobras (que se han publicitado ostentosamente y exagerado porque algo quieren) y que es un derecho de los gobiernos usar para ello su territorio, del que no habían salido hasta que hace un par de días ocuparon el territorio con población rusa. Anuncia el regreso de las tropas, pero el presidente de los EE.UU. Insiste en que va a haber guerra y azuza el miedo, miedo, miedo. (Después de anunciar las armas masivas en Irak y otras informaciones que se han visto falsas en otros conflictos, no tiene credibilidad, pero la mayor parte de la población le cree ante un escenario de miedo, que necesita que alguien importante y con armamento suficiente plante cara, pero ¿a qué?) Digamos también que EE.UU. requiere un enemigo interno, real o imaginario, para orientar la opinión pública en una unidad contra una amenaza externa, ante la división de su población que se teme que llegue a un enfrentamiento antes o después debido sus conflictos internos cada vez más exacerbados. Lavrov advierte de que lo que se informa es una comedia, pero en la que Rusia juega con ella, pero ante la evidencia afirma que los americanos y europeos hacen mucho ruido para luego decir que la diplomacia y su influencia han logrado la desescalada y evitado la guerra total, una guerra que no iba a suceder. Y acaba diciendo que “venden aire.” ¿Aire o es otra cosa que no se ve lo que venden y que los implicados es lo que están barajando para repartirse las cartas?
Hay algo que ha sucedido durante las negociaciones para “evitar la confrontación militar” y que pasa desapercibido. Algo que por sí mismo no sería posible que se hiciera por las buenas, sino que iba en un sentido contrario y se está dando un vuelco que sucede también en una nube de miedo, miedo, miedo. Y creo que es lo esencial de todo esto que está sucediendo, el objetivo primordial y es lo que no se cuenta, simplemente ¡sucede!, como que no pasa nada. Veamos los datos para que cada cual saque sus propias conclusiones.
El 2 de febrero de 2022, en medio de las “negociaciones” con Rusia la Comisión Europea de la Energía aprueba dar al gas y a la energía nuclear la etiqueta verde. Algo inconcebible, que no sería posible sin algo que lo tape y a la vez lo impulse. Esto quiere decir que el dinero de los fondos europeos para las energías limpias, miles de millones de euros, irá a parar a las empresas de la energía nuclear y del gas, dejando las migajas para las energías alternativas que servirán de propaganda verde.
Sucede en un momento en el que la izquierda y los movimientos sociales han sido desmovilizados con fuerzas ecologistas y del cambio, a nivel europeo, que han hecho lo contrario de lo que defendieron a quienes, se supone, que iban a representar. Aunque organizaciones ecologistas rechazan la energía nuclear, militantes históricos de los mismos la defienden frente a las emisiones de CO2, y por otra parte se han creado grupos y organizaciones «verdes» con gran capacidad de propaganda que apoyan la energía nuclear. Es algo que no tiene ni pies ni cabeza, pero se ha trabajado a conciencia durante años para recuperar la hegemonía nuclear y falta el empujón final que es lo que se está dando. Y ya veremos lo que esto va a significar políticamente.
Hipótesis, a la que luego añadiré unos datos: China quiere el gas de Rusia y lo paga al doble. Rusia no puede rescindir el contrato con Alemania sin una excusa y una razón de peso. El gaseoducto alternativo entre Rusia y Alemania que no pasa por Ucrania está en litigio, porque Alemania no paga hasta que no empiece a llegar el gas y Rusia no lo envía si no antes no paga Alemania. El gas ha ido aumentando paulatinamente de precio y no por causa de la previsible guerra, porque sucede año y medio antes de que comience el conflicto. Estamos hablando de muchísimos dinero en juego, pero no queda aquí la cosa. Alemania ha suspendido el gaseoducto en cuestión, Nord Stream 2, el mismo día en que Rusia entra en Ucrania apoyando la independencia del territorio fronterizo habitado mayoritariamente por rusos. Esto es el punto de apoyo para una operación comercial a nivel mundial y que veremos culminada a no tardar en un par de años y que comenzó a emerger al comienzo del conflicto. Por descontado este conflicto sirve de manera general para justificar y hacer ver la necesidad de aumentar los gastos militares, cuando hay otras necesidades para la población de todos los “bandos” o países en conflicto.
Las empresas nucleares han aprovechado el peligro cierto del cambio climático para establecer este modelo de energía nuclear, cuando estaba en declive. La información del cambio climático se ha trasmitido a través del miedo, miedo, miedo, no racional ni pedagógicamente. No pueden construirse centrales nucleares en países inestables o que no estén controlados por uno de los imperios actuales, China o EE.UU. De esta manera se pretende imponer la energía nuclear cuando se estaba eliminando de los países europeos. También el gas, al que también se ha concedido la etiqueta verde, y esto hace que de inmediato aumenta su cotización, lo cual ha estado en el fondo de guerras locales bajo otros teatros que luego al final no se ha cumplido ninguno de ellos, ni más democracia, ni libertad para las mujeres, ni menos violencia: Irak, Libia, Siria…
Todo se construye sobre una mentira tras otra que forman parte de una realidad mediática en cadena y que se convierte en opinión pública. Aplican la información del miedo, miedo, miedo de la misma manera que la economía en escala en los negocios. Veamos los datos parte por parte, teniendo en cuenta que la trasformación que planeamos seguidamente sucede justo después de iniciarse el conflicto entre Rusia y Ucrania. Hay un razonamiento que nos puede hacer ver la conclusión a la que llegamos: Hace una década se aprobó un proyecto por parte de Europa de deshacerse de la energía nuclear y del carbón. Instituciones universitarias y de expertos en el tema elaboraron un proyecto energético estudiado por diferentes organismos que vieron posible esta propuesta y dieron por buena. Además se ampliaba para diez años después un plan concreto de desarrollo de las energías verdes (sin que estuviera la energía nuclear de por medio, y el gas nada más que como apoyo y provisionalmente) para no depender del gas ruso. Y de repente se cambia este proyecto, en un contexto de miedo, miedo, miedo que nos impide recapacitar, porque se cambia en función del conflicto que tratamos, pero que en realidad no es consecuencia de él, sino su causa, incluso ni tan siquiera eso: El conflicto se ha creado como escenario para hacernos mirar a una posible guerra (inviable) y mientras tanto como fruto de las “negociaciones” se abre un nuevo proyecto energético a nivel mundial al que nadie mira y sin embargo es lo que está sucediendo, es la realidad concreta que requiere un análisis concreto. Y además se quiere hacer creer que es la guerra la que hace subir el precio de la electricidad (a partir del gas) cuando ésta ya estaba subiendo de manera descontrolada por la especulación bursátil de las empresas de la energía y no por las razones que nos han contado en los medios de comunicación.
Alemania tomo la decisión el año 2011 de cerrar todas sus centrales nucleares antes del año 2022. Al llegar éste se presiona al país para que no le quede más remedio que volver a la energía nuclear. Italia mediante un referéndum el año 1987 aprobó cerrar sus centrales nucleares, lo que comenzó a hacer el año 1990, sin haber tenido problemas de abastecimiento desde entonces. Austria rechaza esta energía en su constitución. Suecia propuso cerrar dos de sus centrales nucleares. España el cierre de todas las centrales nucleares para el año 2035. Holanda iba a abandonar la energía nuclear al acabar la moratoria del reactor nuclear de Borssele, para el año 2034. Sin embargo ya, de repente, durante el conflicto entre Ucrania y Rusia ha decidido la construcción de dos reactores nucleares nuevos. ¿No será esto lo que se está negociando con la diplomacia? No como una consecuencia, sino como un objetivo que necesitaba fabricar una “causa”. Un proyecto que depende de grandes multinacionales que operan en todos los países y con grandes capitales de la economía mundial. Bélgica en 1999 decidió cerrar sus centrales nucleares y prohibir construir nuevas, uniendo los votos socialistas y liberales. Suecia también votó acabar con este modelo energético. Portugal comienza a plantearse sus limitaciones a la energía nuclear. Y Suiza aprobó en 1993 una moratoria de diez años, transcurridos los cuales por votación popular se eligió no renovarla. Pretende hacer otro referéndum para cambiar de opinión. Todos estos países no querían desabastecer a su población de electricidad, pues es posible obtenerla de otra manera. Gran Bretaña decidió el año 2004 clausurar veinte centrales nucleares a lo largo de treinta años. Ha empezado sin embargo recientemente a invertir millones de euros para crear microrreactores nucleares y abre las puertas a nuevas centrales. Francia decide reducir la producción de energía nuclear a un tercio durante veinte años. Cerró la primera planta nuclear el año 2016. En febrero de 2022, hace unos días, el gobierno francés que negoció personalmente con Putin la “retirada de las tropas”, y a su vuelta anunció públicamente, sin venir a cuento, que construiría nuevas centrales nucleares. Japón desde el accidente del reactor de Fukushima cerró sus centrales nucleares entre los años 2012 y 2013. Por contra China y Rusia, y Estados Unidos decidieron aumentar la construcción de las mismos. China en quince años pretende hacer 150 nuevas centrales nucleares. En estos tres países se asientan las multinacionales de la energía nuclear.
A raíz de las negociaciones de paz en el conflicto Ucrania y Rusia todas las decisiones contrarias a la energía nuclear se están replanteando. Se podría acelerar el proceso de instalaciones de energías alternativas, pero es algo que queda fuera del debate. El miedo y la desinformación hacen enfocar todo a la energía nuclear, sin que se informe de ello sino en pequeñas noticias que pasan desapercibidas en la prensa escrita y que luego nada dicen de ello radios ni televisiones. Un miedo dirigido hace que se acepte, pues los estudios por los que se tomaron las decisiones de cerrarlas se han metido en un cajón, ya no hay miedo a un accidente nuclear, ni a qué hacer con los residuos radiactivos, porque el miedo se dirige a otro foco informativo.
El mercado del uranio estaba cayendo hasta que comenzó el conflicto entre Ucrania y Rusia, pero ha empezado a crecer su demanda recientemente lo que ha aumentado rápidamente su valor en los mercados financieros. Las industrias dedicadas el negocio nuclear en todas sus fases vuelven a cotizar al alza en los mercados bursátiles de todo el mundo. Al comienzo del conflicto de una guerra inminente que no se ha producido y que se ha anunciado repetidas veces a la vez que se creaba un escenario de teatro bélico. Se duplican las previsiones de inversión y, desde que comenzó esta «guerra» nueva, siendo una cuestión fronteriza se ha convertido en un temor global, el precio del uranio se ha revalorizado un 70%. La producción de uranio a nivel mundial supera el 200% su cotización en el último mes, convirtiéndose en un fondo de inversión en Bolsa donde ponen sus inversiones los grandes capitales, como han comenzado a hacer los fondos de Warren Buffett y de Bill Gates. Algo inimaginable hace un año. Más cuando la electricidad de centrales nucleares es cara, lo que no va a ayudar a bajar el precio de la luz. Más bien al contrario. Se puede alegar que es la consecuencia del conflicto, pero ¿qué tiene que ver, cuando ya se preveía anteriormente no depender del gas ni de la energía nuclear?
Las cotizaciones de la empresa Genaral Nuclear Power de China (CGN) ha aumentado en un 34% el valor de sus títulos en muy poco tiempo, desde la escalada de la guerra “inminente” entre Rusia y Ucrania. La empresa eléctrica, también china, CGNPC negocia para comprar la mina de uranio de Kalahari Minerals en Sudáfrica, siendo la accionista mayoritario de la industria del uranio. Esta empresa es titular de la empresa Proyecto Husab, en Nambia, siendo el cuarto mayor depósito del mundo de uranio y la segunda mina más grande del mundo.
Por otra parte se ha instalado una falsedad que se repite con medias verdades: La dependencia energética. Y es curioso que esto es lo que arguyen todos los países para justificar la energía nuclear. Por ejemplo se dice que España tiene que comprar energía a Francia, lo cual sirve para acusar de hipócrita a quienes defienden las energías limpias porque viene de centrales nucleares galas. Cuando los estudios hechos hasta que comenzó el conflicto entre Ucrania y Rusia que en teoría nada tiene que ver, avalaban un cambio de paradigma energético que dejaba fuera el carbón y la energía nuclear. Es cierto que España compra a Francia energía, y más barata porque es la excedentaria de su país, la que le sobre. Pero de la misma manera Francia compra energía a España y más barata porque es la que no se utiliza. Y lo mismo sucede entre España y Portugal.
Hay que explicar que el problema de la electricidad es que no se puede acumular fácilmente, lo cual se ha investigado mucho cómo hacerlo y solamente el hidrógeno puede conseguir este objetivo hasta hoy en día. Por ello el H2 es la base del motor eléctrico (que ya funciona en los coches eléctricos), que permite concentrar la energía cuando se carga y que se ira soltándola poco a poco. Fuera de este almacenamiento posible cuando se distribuye por los cables de las líneas eléctricas la que no se usa continua su recorrido por los cables eléctricos y llegan a la frontera y continúa para ser aprovechada y llegado a un límite se pierde. Al pasar la frontera de una nación la vende al país vecino a bajo coste, al ser la excedentaria. Por eso hace falta, ciertamente, una fuente permanente que atienda a los picos de consumo de energía eléctrica, en especial para la industria tanto para la productiva como para la cibernética que consume cada vez más. Una fuente estable, sí, que es lo que hace el gas y la energía hidráulica. También la energía nuclear, pero ésta produce radioactividad, exige un coste de seguridad ingente y los residuos que deja son radiactivos durante miles de años y se han de guardar en vertederos especiales dejando tales zonas donde se instalan, inservibles para otras funciones y con el peligro incontrolado de este tipo de radiaciones. Por esto es lo contrario de una energía verde. Pero así se la denomina desde hace unas semanas.
Las nuevas fortunas (los capitales) de las nuevas tecnologías (de todo tipo: virtuales, biogenéticos, la robótica y demás), compiten con los grandes capitales tradicionales (petroleo, industrias del automóvil, textiles, armamento, otras, hasta hace poco el carbón, el uranio y etc.), que se adaptan a la globalización acabando con los pequeños comercios, con las explotaciones agrarias familiares, negocios autónomos pequeños y medianos, dando lugar a una tropa laboral desposeída de derechos (léanse las reformas laborales de los últimos diez años) y con salarios que no les permitan vivir de manera autónoma. Esta competencia de capitales hace que aumente su voracidad por acaparar espacios económicos cada vez más grandes, pero se necesitan mutuamente. Las eléctricas, por ejemplo, ya no podrían operar a nivel mundial sin una base informática, como el resto de las industrias ni las administraciones públicas, ni la banca, pero la industria virtual no puede funcionar sin el suministro eléctrico, tal es su talón de Aquiles. En sólo dos años se prevé que la industria de la comunicación virtual (servidores, ordenadores, el desarrollo de los cloud computing…) aumente el consumo energético sólo para esto en un 20%. Es por esta cadena de hechos coincidentes que los capitales de un modelo y otro se funden en la economía financiera y con acciones y participaciones de capitales que se entrecruzan. Aparece la economía híbrida, como define este término con las nuevas guerras que cuentan con tanques, misiles y también ataques informáticos. El objetivo es el control de la energía, pues es lo que alimenta todo y la nuclear es la que se puede controlar militarmente y que no se puede descentralizar, that is the question. Y tal es la nueva estrategia global, donde la ocupación de un territorio u otro, las presiones diplomáticas y sanciones económicas son mero teatro para justificar la presión sobre las poblaciones. Un poder global que somete a la ciudadanía mundial, por eso es necesario actualizar los análisis, las propuestas, la visión de lo real o de lo contrario seguiremos quejándonos y echando culpas vacías a un sistema o a otro.
Decía un amigo mío que si Ucrania quiere defenderse de una invasión, que en lugar de armamento sofisticado y el apoyo de otras potencias como países de Europa y EE.UU. Que contrate a los talibanes, que echaron de su territorio a los rusos y a los norteamericanos. Un chiste que me lleva a observar cómo las últimas guerras se han resuelto con el reparto de los recursos energéticos, de minas de compuestos químicos para las nuevas industrias y espacios para el comercio de la energía.
Las guerras las hacen los estados pero las aprovechan las grandes empresas, no sólo las de armamento. Por ejemplo en España el gasto en armamento el año 2021 fue de 21.623 millones de euros de los Presupuestos Generales del Estado, el cual este año 2022 ha aumentado un 21’6%, además de los que se incluye como “programas especiales de modernización” y el I + D militar. Y todo esto mientras que disminuyen los gastos en sanidad, educación, asistencia social y demás. Es lo que logra fabricar miedo, miedo, miedo en una industria del miedo.
Se quiso liberar a Afganistán de los talibanes para llevar la democracia y la libertad a las mujeres. Y acabar también con los focos terroristas. Al final de la contienda ni democracia, ni mujeres sin burka ni nada, porque se da el poder a los estudiantes del Corán, a cambio de que dejen libre el comercio (libre comercio) del gas y la explotación de minerales, y de esta manera se logra la paz repartiendo las riquezas del país entre empresas privadas de China, Rusia, Estados Unidos y pequeñas concesiones a Australia y países europeos. Y a los jeques y emires musulmanes el control de los creyentes en Alá.
Libia, primer país productor de petróleo en África, con el doble que EE.UU., y con una inmensa riqueza en agua subterránea, es atacado una nación atacada por una coalición internacional para liberar a su población del tirano que permitió un desarrollo y riqueza como nunca antes y distribuida entre la población. Se quiso llevar la libertad al pueblo matando a su Jefe de Estado, en un ataque y ejecución televisada (miedo, miedo, miedo) y lo que se logró es que las empresas se apropiaran de sus riquezas naturales dejando a la población en la indigencia y el caos, con violencia entre clanes, una economía desarticulada y pobreza.
Siria no posee ingentes cantidades de petróleo ni gas, pero su territorio ocupa un espacio geoestratégico en el trasporte del gas a Europa. Fuerzas internacionales han dejado un país devastado apoyando a fuerzas islámicas a las que luego también se quiso eliminar, dejando al gobierno sirio sitiado y en la ruina más absoluta, pero las empresas de los estados contendientes se han instalado en la reconstrucción del país y en la explotación de sus recursos y los gaseoductos. Otro tanto en Irak, donde tras arrasar el país se han quedado con los pozos de petróleo los grandes emporios financieros y ni hubo armas de destrucción masiva ni luego progreso y desarrollo para la población. Las grandes empresas americanas construyeron el llamado “gaseoducto Islámico” que recoge el gas del yacimiento iraní de South Pars para negociar con él llevándolo a Turquía y a Europa y otra ramificación asiática a China e India.
Una salvedad que hay que ver, es que a los países no controlados por las grandes empresas y capitales internacionales, no se les permite el uso de energía nuclear, para evitar que puedan hacer armas atómicas. Por eso han de forzar a que los países que dependen de los fondos financieros y están a su servicio sean los que las instalen.
Se trata de una constante en las guerras de los últimos tiempos, después de la II Guerra Mundial, que se han de buscar escenarios bélicos no para ocupar territorios desde un Estado, sino que se trata de ponerlos a disposición de las grandes corporaciones internacionales para que ejecuten sus negocios. En el caso de Ucrania y Rusia el conflicto busca crear un mercado internacional para la industria nuclear que estaba entrando en declive y que había dejado casi de cotizar en Bolsa, pero que ha resucitado espectacularmente sin que nadie diga nada, sin que se relaciones una cosa con otra. Y se ha azuzado, absurdamente, desde todos los bandos, que como se suele decir “a río revuelto ganancia de pescadores.”
Y quien lo paga es finalmente el pueblo, la gente de un lado y de otro, a la que explotan, estrujan y juegan con sus vidas. ¿De qué se trata? Los tanques rusos han entrado en territorio ucraniano, otra vez, pero ahora cambia la estrategia global, era algo que más que previsible estaba diseñado. Reconoce la independencia de los territorios de Ucrania poblados mayoritariamente por rusos. Se crea un susto, una fuente de miedo permanente perpetuando el conflicto, pero agitándolo, pues en otra frontera ya llevan catorce años. Se agita cuando hagan falta nuevos negocios internacionales. Y se pone en marcha la diplomacia, que no es más que el negocio de las corporaciones internacionales.
De esta manera actúan los grandes capitales que compiten entre sí, pero que igualmente se alían en nuevos terrenos de juego para que sus dueños actúen a su antojo y poco a poco han sustituido a los estados que están endeudados con ellos, con los fondos de inversión. Si un ejército, si un partido político, si un gobierno necesita dinero para funcionar ha de contar con ellos porque se han adueñado de la riqueza del planeta. Los estados son usados a conveniencia de los intereses financieros, legislan para ellos sin que los que prometen cambiarlo hagan nada ante la sombra del dinero con el que les compran. Vemos como en España ni se cambia la ley mordaza, ni se deroga la reforma laboral, ni las leyes para los desahucios se toquen, sino que se disfrazan. Algo común en todo el orbe.
Lo público deja de existir. Se ha privatizado la gestión del agua en todas partes, la luz, las Cajas de Ahorro corrompiendo previamente a los políticos que las gestionaron, a nivel municipal el cuidado de los jardines, la recogida y gestión de la basura, la gestión de los hospitales públicos, la limpieza de hospitales y escuelas publicas… ¡todo!, hasta el Estado está a punto de ser privatizado. Ya no hay ideas ni ideologías en los partidos políticos, sino estrategias de los poderosos y la geoestrategia de los grandes capitales internacionales, mientras que los políticos se hacen cargo de tácticas para estar bien pagados al servicio de las multinacionales. Las direcciones de los partidos practican la táctica y nada más. Y nos entretienen con ellas los medios de comunicación como si de programas televisivos que abundan, tipo Gran Hermano o MásterChef, o la Isla y otros, se tratara. Asistimos al fin de la política. Y nos hacen mirar al modelos totalitarios cuando se adueña de nuestras existencia la tiranía económica, la cual usa el miedo a los comunistas, a los fascistas, cuando los tiene controlados con el dinero. ¿Dónde el debate de la Renta Básica? Hasta las universidades deforman esta idea y la guardan en latas de conservas. Es la única respuesta y se ha encadenado al silencio.
Y se despierta mediáticamente la extrema derecha para abrir un boquete manu militari, que luego defenderán lo que hayan impuesto quienes están contra ellos, como han hecho con todo lo demás: «Es urgente que Europa, y en concreto España, pueda autoabastecerse impulsando la energía nuclear y abaratar los precios de la electricidad«, proclama Vox. Y a esto se van a dedicar enseñando la bandera española para despistar. Para esto se las da pábulo. Y luego vendrán las discusiones bizantinas vacías de contenido. Y hablarán de la unidad de España para que no se oiga el murmullo de la energía nuclear y otras imposiciones que quedarán tapadas.
Es posible adoptar un modelo energético 100% renovable y eficiente, técnicamente es posible, económicamente viable y sostenible. Pero no interesa a quienes negocian con los pueblos, con sus riquezas, los que siguen en una inercia de ganar más. Y esto no tiene freno, porque siempre hay más dinero que ganar, se llegue a la cantidad que se llegue.
La nueva lucha que se avecina contra las centrales nucleares emergentes, que será repelida violentamente, cuando no militarmente, exige un planteamiento geoestratégico y económico razonado partiendo ineludiblemente de la aplicación de la Renta Básica. Una respuesta concreta tras un análisis concreto de la realidad concreta. Porque supone lo contrario a la concentración de capitales.
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25 – II – 2022. Iré haciendo un diario de cosas que pasan desapercibidas, pero que dan pistas sobre lo que está sucediendo. Curiosidades, que puede que sean esenciales. Cada cual que lo interprete como quiera. Estamos ante una hipótesis para la que recogemos datos concretos.
Curiosamente no salen en los medios de comunicación, sino a medias (a veces) Por ejemplo que ayer cayó la Bolsa de Moscú un 38%, pero no se dice que abrió suspendida. Al día siguiente, hoy, comenzó con un repunte de un 24%, cuando las tropas de Rusia llegan a Kiev. (Se suele entender que la Bolsa es el reflejo de lo que sucede en el mundo, que fluctúa según los acontecimientos, pero es al revés, el mercado manda y el mercado financiero impone sus condiciones, es decir sus inversiones.) Las Bolsas de Europa, Estados Unidos y la asiática comenzaron hoy al alza. Ayer la de Weall Street subió el conjunto de sus cotizaciones. Y también el índice Nasdaq, el índice bursátil de EE.UU. del comercio tecnológico.
A las 2 hs. de la madrugada de hoy finalizó la reunión de los países europeos. SE anunciaron medidas de restricción a las empresas rusas, boicot a sus productos, sanciones, al tiempo que China anuncia su apoyo económico a Rusia. Y no se le expulsa del sistema SWIFT, por el que suceden la comunicación de las operaciones bancarias.
En el telediario de la televisión pública española, 24 horas, se «informa» metiendo miedo, miedo, miedo, el miedo energético, casi pánico. Y seguidamente aparece el presidente del gobierno de España que condena la acción militar rusa, anuncia que habrá restricciones y sanciones a Rusia y como tercer punto resalta que indudablemente se va a reformar el mercado energético.
El presidente de Ucrania declara que los países que le iban a ayudar le han dado la espalda. Al medio día de hoy el presidente Putin propone negociar con el gobierno ucraniano si su ejército entrega las armas. Resulta que EE,UU anuncia lo que iba a suceder, llamándolo «guerra de anticipación» y no hace nada efectivo por evitarlo. Anunciar medidas que no sirven para nada.
Las empresas de uranio que estaban bajando su cotización desde 2011, cuando se plantea el rechazo a las centrales nucleares en Europa y Japón de manera generalizada. Diez años después, 2021resurge en el mercado con un programa que lidera el trust (asociación financiera de grandes industriales para monopolizar una industria determinada) Physical Uranium que se une unos meses después con la empresa Yellow Cake (YCA) que se dedica a las prospecciones mineras de litio y uranio y a a preparar el combustible de uranio para las centrales nucleares, el llamado «yellowcake» Hacen un consorcio que aseguran a sus accionistas la certeza de que la energía nuclear va a ser la solución energética de Europa y países desarrollados. Hace una apuesta de futuros a dos años, el 2023, remontando espectacularmente en las bolsas el negocio bursátil internacional. Es apoyada con predicciones de un aumento de cotización por la empresa Raymond James Financial (un banco de inversiones multinacional de los Estados Unidos dedicado a servicios financieros) Y todo este consorcio se une a la principal mina de uranio del mundo: Nac Kazatomprom JSC, de la República de Kazajistán, país aliado con Rusia. Que hoy hasta las 12 hs a subido su cotización den Bolsa un 3’70%.
Los sindicatos UGT y CCOO en España exigen a las tropas rusas que se retiren de inmediato en Ucrania y proponen una autonomía energética. ¿A cuento de qué viene? Todo apunta a lo mismo, por tierra, mar y aire.
Seguiremos informando. 12’55 hs.
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