Los centros residenciales y, en particular, los que atienden a personas con dependencia constituyen entornos especialmente vulnerables frente a situaciones como las que generan pandemias como la del COVID-19. El hecho de tratarse de establecimientos colectivos, donde conviven un número —en ocasiones elevado— de personas frágiles que requieren el apoyo de terceras personas para las actividades más básicas de la vida diaria los convierte en lugares especialmente proclives a la expansión del virus.
No es de extrañar, por lo tanto, que desgraciadamente la pandemia del COVID-19 haya tenido un impacto tan importante en las residencias de personas mayores de Euskadi, al igual que en las del resto del Estado español y de todo el mundo. Los datos disponibles para buena parte de los países de Europa indican que entre un 40% y un 50% de la mortalidad causada por el virus se ha producido en los centros residenciales, donde las tasas de infección y de letalidad han sido también particularmente altas. Distintos estudios epidemiológicos publicados en el último año y medio indican que determinadas características de las personas –como la edad o la existencia de patologías previas– incrementan la vulnerabilidad frente al contagio y el riesgo de sufrir consecuencias adversas graves (el más grave siendo, obviamente, el fallecimiento). De la misma manera, algunas características de los centros residenciales y del entorno en el que se ubican influyen asimismo en el riesgo de contagio y/o en la mortalidad causada por COVID-19 entre las personas residentes (estudios realizados en diferentes países indican, por ejemplo, la posible asociación con el tamaño de los centros o la ratio de personal de enfermería por persona residente).
El Ararteko ha venido realizando un seguimiento permanente de la evolución de la situación de los centros residenciales de personas mayores en las circunstancias extraordinarias que, desde el inicio de la pandemia, se han venido produciendo.
Además, ha recibido un número significativo de quejas individuales que planteaban diversas cuestiones relacionadas con la atención a las personas mayores en las residencias de la CAPV en estos tiempos de pandemia y también ha mantenido reuniones con agentes sociales, sindicales y patronales.
En este contexto, el Ararteko se planteó la necesidad de realizar una investigación dirigida a analizar el impacto de la pandemia en las residencias para personas mayores de Euskadi, con el objetivo de conocer mejor la posible asociación existente entre el riesgo de contagio o de fallecimiento y algunos factores relacionados con las características de los establecimientos. Esta investigación estaba dirigida, también, a analizar las medidas de prevención adoptadas durante la crisis sanitaria y valorar cuáles han resultado más efectivas para preservar la salud y los derechos de las personas residentes; esto es, intentar responder a la cuestión de saber qué medidas han funcionado y cuales no han funcionado. Todo ello en clave de aprendizajes de futuro y desde la visión que aporta una institución independiente, totalmente al margen del debate político, como es el Ararteko.
Los datos recogidos en el Estudio nos indican que, desde las primeras semanas de marzo hasta el 10 de enero de 2021, el 66,7% de los centros residenciales para personas mayores de Euskadi — esto es 199 centros de un total de 299— han tenido algún caso de COVID-19 entre sus residentes y han fallecido durante ese periodo 938 personas usuarias con diagnóstico COVID-19.
El Ararteko ha dispuesto para el Estudio de un nutrido conjunto de datos facilitados por las instituciones vascas, prioritariamente por el Departamento de Salud del Gobierno Vasco. La información recibida de este Departamento procede del censo de personas que han vivido en centros residenciales, de los datos agregados de los contagios producidos para cada zona de salud de Euskadi, y también de los datos de contagios y decesos en dichos centros con test positivo de COVID-19.
Estas fuentes de información se han completado con un relevante trabajo cuantitativo que posteriormente se detallará, en el que se han recibido aportaciones de las tres diputaciones forales, del Gobierno Vasco y de representantes de diversos centros residenciales, así como de las organizaciones que gestionan un número reseñable de ellos.
La obtención de la información de las fuentes originarias de los propios centros residenciales ha resultado más compleja, ya que las situaciones vividas en estos meses pasados han dificultado esa respuesta y un porcentaje significativo de los dichos centros no ha considerado oportuno responder en todo o en parte al cuestionario que les remitió esta institución. Estas dificultades han impactado en el tiempo de elaboración del Estudio que se ha dilatado notablemente más de lo inicialmente planificado.
Se trata, en ese sentido, del primer estudio realizado en Euskadi –y uno de los pocos análisis realizados en el marco del Estado − en el que se aplican este tipo de metodologías estadísticas a los datos individuales correspondientes a la práctica totalidad de las 20.000 personas usuarias de los centros residenciales vascos entre marzo de 2020 y enero de 2021.
La investigación cuantitativa que soporta el Estudio del Ararteko recibió el informe favorable del Comité de Ética de la Investigación con medicamentos (CEI-m) de Euskadi, lo que ha supuesto un respaldo de carácter técnico y ético importante.
Si bien a partir de enero de 2021, el contexto en el que se han producido los contagios y fallecimientos relacionados con la COVID-19 en los centros residenciales ha cambiado sustancialmente, sobre todo a raíz de la puesta en marcha del proceso de vacunación de la población usuaria y trabajadora, las conclusiones extraídas pueden resultar de utilidad de cara a afrontar epidemias y pandemias futuras para las que, tal y como advierten diferentes organismos, apoyados en estudios científicos, deberíamos estar preparados.
El control de la pandemia en los centros residenciales para personas mayores ha exigido una respuesta global a todos los niveles, desde el nivel macro, para articular la necesaria cooperación de los sistemas de salud y de los servicios sociales, pasando por el nivel meso —dentro del propio sistema de servicios sociales—, para liderar la respuesta y coordinar las actuaciones en cada territorio histórico, y, por supuesto, a nivel micro, donde los centros residenciales han tenido la responsabilidad última de aplicar las medidas y establecer los medios necesarios para frenar la transmisión del virus y salvaguardar la seguridad de las personas residentes y trabajadoras. La cooperación de las personas trabajadoras de los centros y de las propias personas usuarias y de su entorno más próximo también ha sido imprescindible para la adecuada implantación de las medidas de prevención adoptadas por las personas responsables de los centros.
Teniendo presente esta responsabilidad compartida, en una suerte de cascada, donde las decisiones y actuaciones a distintos niveles, dentro y fuera del sistema de servicios sociales, pueden haber afectado la efectividad de las medidas de prevención y control implantadas en los centros, el interés del presente Estudio se ha centrado fundamentalmente en las medidas adoptadas a nivel micro, en cada residencia o vivienda comunitaria, y en la percepción de las personas responsables de los centros respecto a las dificultades que se les han planteado sobre el terreno.
Estas dificultades no han sido pocas, dada la necesidad de realizar modificaciones en prácticamente todos los aspectos de la vida en los centros: se han tenido que reestructurar espacios y reorganizar equipos, adaptar procesos de trabajo y actividades, introducir nuevos protocolos y procedimientos de seguridad, adquirir materiales y equipos de protección, mejorar los canales de comunicación y cooperación con las administraciones públicas competentes en servicios sociales y salud, incrementar la información a las personas residentes y sus familias, y establecer, para ello, nuevas vías de comunicación, entre otras cuestiones. Todo ello, unido al deterioro de la salud de algunas personas residentes debido al propio coronavirus y a las medidas de confinamiento, lo que ha incrementado sin duda la carga de trabajo para las personas profesionales y responsables de los centros. Por si fuera poco, se han visto obligados a actuar en un contexto marcado por el temor, el estrés y el duelo.
Quiero a través de estas líneas, agradecer la colaboración de un importante número de personas y entidades.
En primer lugar, quisiera expresar mi agradecimiento a las administraciones públicas consultadas, entre ellas las tres diputaciones forales, el Gobierno Vasco y, singularmente, al Departamento de Salud, que ha colaborado comprometidamente con esta institución en facilitar los datos que han resultado esenciales en el análisis cuantitativo realizado en el curso del estudio. También a los 163 centros que han respondido a la encuesta referida y a quienes participaron en la Jornada de trabajo y contraste celebrada el 1 de junio de 2021, representantes de la administración, centros, empresas y personas expertas.
Por último, y de forma muy especial, al SIIS- Centro de Documentación y Estudios de la Fundación Eguía Careaga, en las personas de la investigadora principal Madalen Saizarbitoria y su director Joseba Zalakain, expertos conocedores del trabajo y análisis social, que han sido redactores del detallado y profundo informe base que ha quedado sintetizado en estas páginas.
Finalizo mi presentación con mi testimonio de gratitud profunda y sincera a todas las personas que, desde el sistema residencial, de la salud, del ámbito sociosanitario e integrantes de organizaciones privadas con o sin ánimo de lucro, han trabajado y trabajan incansablemente con un gran compromiso y responsabilidad personal. No albergo duda alguna de que ellos y ellas han puesto todo cuanto estaba en sus manos para preservar la salud y el bienestar físico y emocional de las personas mayores en las residencias y que la incidencia de la pandemia fuera la mínima posible en sus vidas. Un último y sentido agradecimiento a las personas residentes y sus familias, que, pese a las situaciones tan difíciles y complejas que han tenido que sobrellevar durante estos largos meses, han sido constantemente un ejemplo de adaptación, de responsabilidad y de dignidad.
Manuel Lezertua Rodríguez
Ararteko
Enlace al texto en euskera: https://ararteko.eus/RecursosWeb/DOCUMENTOS/1/1_5213_1.pdf
Enlace al texto en castellano: https://ararteko.eus/RecursosWeb/DOCUMENTOS/1/0_5213_3.pdf
Categorías:BIBLIOTECA VIRTUAL AMETZAGAÑA
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