Las Vidas de Alejandro y César constituyen sin duda una de las parejas más célebres dentro de la producción biográfica de Plutarco; en la medida en que se ha podido establecer la cronología relativa de las veintitrés parejas que constituyen las Vidas paralelas, parece que correspondería a la que nos ocupa una posición central dentro del conjunto.
Por lo que respecta a la Vida de Alejandro, hay que decir que, como no podía ser
menos, la figura del rey macedonio había sido objeto durante la época helenística de una abundante literatura, tanto histórica y biográfica como de otro tipo; el propio Plutarco ya se había ocupado de la figura del conquistador en su obrita titulada Sobre la fortuna o virtud de Alejandro, que consta de dos discursos epidícticos y es generalmente tenida por obra de juventud del autor griego
. Frente a este entretenimiento retórico, en el que la admiración hacia Alejandro apenas deja lugar a sombra o matiz alguno, la biografía de madurez va a presentar un cuadro de mucha mayor complejidad histórica y moral.
Los textos fundamentales que conservamos hoy para conocer la trayectoria política y personal de Alejandro son, aparte de la biografía de Plutarco, y por orden cronológico: diversos pasajes de la Geografía de Estrabón (siglo I a. C.), los libros XVII y XVIII de la Biblioteca histórica de Diodoro de Sicilia (siglo I a. C.), la Historia de Alejandro Magno de Quinto Curcio Rufo (en latín; fecha discutida, probablemente en época de Claudio), la Anábasis de Alejandro Magno de Arriano de Nicomedia (siglo II d. C.), y el Epítome de las «Historias Filípicas» de Pompeyo Trogo de Marco Juniano Justino (en latín, siglos II-III d. C.; el original de P. Trogo fue compuesto en época de Augusto)
Hemos perdido, en cambio, las obras de los primeros historiadores de Alejandro, algunos de ellos contemporáneos del monarca y participantes en su expedición a Asia; entre ellos, los más citados por el erudito Plutarco —que menciona a bastantes más— son Calístenes, Aristobulo, Cares, Onesícrito y Clitarco, aparte de otras fuentes como los supuestos Diarios reales (de todos ellos hablamos en las notas correspondientes). Los investigadores, por lo demás, llevan largos años discutiendo la importancia de cada una de estas fuentes a la hora de componer la biografía, así como la cuestión de hasta qué punto Plutarco leyó realmente a dichos historiadores o recurrió a materiales de segunda mano, a antologías o recopilaciones de anécdotas, etc., pero no creo que sean éstas cuestiones que interesen al lector no especialista ,el caso es que Plutarco seleccionó entre todos esos materiales aquellos que convenían a los objetivos de su biografía, los redujo o los amplió hasta darles las dimensiones apropiadas y los sometió a sus propias exigencias formales y estilísticas para crear una obra unitaria.
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Muchas gracias
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