La mayoría de las ciudades están edificadas a las orillas de ríos procedentes de montañas. De los 8000 millones de personas que habitamos el planeta, mil viven en zonas de montaña. Tres cuartas partes del agua dulce proceden de las montañas. Bastan estos datos para entender el alcance del Día Internacional de las Montañas, celebrado cada 11 de diciembre. El objetivo es sensibilizar a la humanidad sobre las múltiples amenazas que afectan al patrimonio natural de la tierra. El 2022 fue declarado por la ONU Año Internacional del Desarrollo Sostenible de las Montañas, proclamando la necesidad de un progreso basado en el equilibrio de los re[1]cursos naturales. Lograrlo requiere la descarbonización del planeta, alcanzando la neutralidad climática con cero emisiones.
Aunque se estudia la tierra desde el siglo XIX, hasta 1988 no se creó el Grupo Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC en inglés). Urge acelerar la transición energética, sustituyendo los combustibles fósiles y procesos industriales contaminantes por energías alternativas, limpias y renovables. En el marco de ese desarrollo sostenible la ONU lanza la consigna: “las mujeres mueven montañas”. En efecto, las mujeres son, sois, el principal soporte de la sostenibilidad de la vida, desde la gestación hasta el último aliento, incluyendo servicios públicos esenciales y trabajo no retribuido, que debería estar integrado en el sistema productivo como economía de los cuidados.
En el año 2022 el lema elegido por la ONU era: “Las montañas importan: para la gente y el planeta”. Ese eslogan no se corresponde con la práctica en los 200 países que forman la Organización de las Naciones Unidas. Lo prueba el incumplimiento de compromisos adquiridos. Los acuerdos de París del 2015 cada vez están más lejos. Si para el año 2050 no se alcanza el objetivo cero emisiones netas de carbono, si al final del siglo XXI la temperatura media del planeta supera el límite de +1,5º C respecto a los valores del inicio de la era industrial hace dos siglos, los desastres medioambientales y humanitarios serán cada vez más devastadores. Un grupo de activistas recorrimos andando 1000 km a través de Gran Bretaña en octubre de 2021 para acudir con ese inquietante mensaje a la fracasada Cumbre del Clima de Glasgow.
La décima parte de la tierra que emerge sobre los océanos está cubierta de agua helada, variando la extensión en zonas donde en verano se funde. La criosfera, superficie del planeta que permanece cubierta de agua en forma sólida, abarca los casquetes polares, territorios helados, glaciares y espacios cubiertos de permafrost. La mayor superficie de territorio helado se encuentra en el hemisferio norte. El mayor volumen de agua helada está en la Antártida, con hielos profundos de miles de años. El 90% del agua dulce helada cubre la Antártida, y gran parte del 10% restante Groenlandia. Tres cuartas partes del agua dulce del planeta están siempre heladas. Si se derritiese, el nivel de los mares subiría unos 80 metros. Los glaciares de las grandes cordilleras inciden poco en el conjunto de la criosfera, aunque son decisivos para mantener la vida animal y vegetal.
Cambio Climático_Marzo2024
LUIS ALEJOS
En el corazón de los Alpes, en el Valais, se acelera el derretimiento de los glaciares. Desde 2001, los 1 400 glaciares suizos perdieron un tercio de su volumen. Uno de los emblemáticos, el de Aletsch, podría desaparecer de aquí a 2100. Analizamos los desafíos más importantes del cambio climático e inmersión en panoramas espectaculares.
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